GIMNASIA RÍTMICA

El resurgir de la rítmica

España no subía al podio desde 2016 y este año lo ha logrado en el Europeo y en el Mundial con un conjunto nuevo. Brillar en el Mundial 2023 en Valencia es ahora el gran objetivo inmediato.

Inma Flores

El conjunto de rítmica tiene el honor de haber logrado para España el primer billete para los Juegos de París 2024, con casi dos años de antelación, al conquistar la medalla de bronce en los Mundiales de Sofía (Bulgaria), donde se ponían en juego tres billetes olímpicos.

La entrenadora de este grupo es la vallisoletana Ana Pelaz (34), quien fuera componente del conjunto en la primera década del siglo; y la seleccionadora es Alejandra Quereda (30), componente del conjunto que ganó la plata en los Juegos Olímpicos de Río en 2016, además de medallas en Mundiales y campeonatos de Europa.

Tras el adiós del aquel conjunto en 2016, con la retirada efectiva en 2017, con renovaciones y cambios de todo tipo, España ha estado una larga temporada fuera de la lucha por los metales, pero ha regresado al podio en 2022: una plata en los Europeos de Tel Aviv (ejercicio mixto) y dos bronces en la cita mundialista (general y final de aros). “Llevábamos tiempo fuera de la lucha con los mejores conjuntos, pero ya este año, con el Europeo y los buenos resultados en los torneos de la Copa del Mundo, donde ya se habían conquistado ocho medallas, se podía intuir que teníamos un conjunto preparado y competitivo, que habíamos recuperado el nivel”, cuenta Alejandra Quereda, la seleccionadora nacional de la gimnasia rítmica nacional, que además considera que las gimnastas “llegaban a Bulgaria muy animadas y seguras porque semanas antes del Mundial lograron unos excelentes resultados en Rumanía, que fue un espaldarazo para su moral. Sí, las de este año son las primeras medallas de alto nivel que se consiguen tras la retirada del conjunto con la plata olímpica de 2016″.

Se sabía que tras la retirada de unas gimnastas que habían competido en dos ediciones consecutivas de los Juegos Olímpicos (cuartas en Londres y plata en Río) se iba a pasar por momentos grises “pero nos ha costado algo más porque antes que este conjunto tuvimos otro, el que era aún junior en 2016, el que nos sucedió, pero por unas cosas y otras no prosperó como pensábamos, y este es un conjunto nuevo, con gimnastas diferentes” explica Alejandra, un poco el hilo conductor de ambos desde distintas perspectivas.

La gimnasia española, en todas sus disciplinas, suele ser casi de laboratorio: un grupo selecto, y con él preparar todas las pruebas. El conjunto, sin embargo, dobla el número de posibles bazas. “Es que en los Juegos Olímpicos sólo permiten cinco, y un cambio si hay una lesión, pero la sustitución es muy engorrosa porque la sexta está fuera de la Villa Olímpica; y en los Mundiales y los Campeonatos de Europa se permiten seis, con un cambio en cada uno de los dos ejercicios. Nosotras, en el CAR de Madrid, estamos trabajando con un grupo de diez gimnastas, en el que todas hacen los dos ejercicios, que es la mejor manera de solucionar posibles contingencias, la de tener al grupo preparado y compitiendo para formar el mejor conjunto en cada momento” explica la seleccionadora nacional, que también aplica su experiencia personal.

Sobre si este conjunto es el heredero directo del de Río, Quereda los ve diferentes: “Por las gimnastas y por sus características los veo totalmente distintos. Quizá tengan la conexión en el compromiso que ponen en cada entrenamiento. No se puede decir que haya líderes; cada una hace su aportación personal para mejorar al grupo”.

Liberación. Respecto a la liberación que supone conseguir la meta del cuatrienio con tanta antelación, Alejandra no quiere olvidar los retos inmediatos: “España siempre debe estar en la vanguardia. La clasificación olímpica es un éxito, pero tenemos más objetivos, sobre todo el Campeonato del Mundo en Valencia en 2023″.

El grupo del conjunto prácticamente es una representación de toda España, en muchos casos con gimnastas que apuntaban a individuales y dieron el paso al colectivo, como Salma Solau, a la que una lesión de rodilla cambió los planes que había con ella. No es el único caso, pero sí el más significativo, aunque esos cambios tienen larga tradición.

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