BÁDMINTON

Carolina Marín, entre lágrimas: “Hace un año, no me hubiera creído ser subcampeona del mundo”

La campeona olímpica, después de ganar su cuarta medalla mundial, es homenajeada en el CSD. “Fue una plata y una lección”, le dedican.

Madrid

En una Sala Samaranch llena, en el Consejo Superior de Deportes (CSD), este miércoles, Carolina Marín fue recibida con todos los honores. Esta vez, a diferencia de las tres anteriores, la campeona olímpica no volvió de los Mundiales, en Copenhague, con un oro, pero su actuación adquirió dimensiones que van más allá de los resultados, igualmente brillantes. Es una plata que tiene muchísimo mérito y que va a servir de motivación para que, en escasos diez meses, se convierta en un oro y pueda estar en lo más alto de los Juegos de París. Sigue siendo la jugadora con más éxitos mundiales. Y dijo una frase que me gustó mucho: ‘Carolina no está de vuelta, porque nunca ha dejado de estar aquí’. Los que la hemos visto trabajar, lo sabemos”, decía el presidente de la Federación Española de Bádminton, Andoni Azurmendi, para abrir el reconocimiento.

“No os podéis imaginar todo lo que hay detrás, solo lo sabe mi equipo”

Carolina, sobre su regreso

Hace nueve años, también en Dinamarca, Carolina se colgó su primer oro mundial. El inicio de una leyenda con capítulos difíciles. En 2019, la española se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha; en 2021, a dos meses de los Juegos de Tokio, el cruzado y los meniscos de la izquierda. Un drama que ha conseguido dejar atrás, pero que tiene su rastro. Nada más tomar la palabra, todos los recuerdos se agolpaban en la cabeza de una Carolina que, en su primera palabra, ya rompía a llorar. “Gracias a todos los miembros de mi equipo. Una vez más. Habéis confiado en mí. Han sido dos lesiones muy graves, dos lesiones en las que he dudado mucho de mí. Si hace un año me dicen que soy subcampeona del mundo, no me lo hubiera creído. Me he demostrado que quiero y que puedo”, celebraba emocionada la campeona olímpica.

A su lado, todo el equipo, parte fundamental en el proceso de recuperación. Su entrenador, Fernando Rivas, su psicóloga, María Martínez, su preparador físico, Guillermo Sánchez, y su fisio, Carlos de Santos. “Nadie me ha regalado nada en mi vida. Aquí estamos. Seguimos en esa lucha. Permitidme que sean lágrimas de emoción. A día de hoy, me cuesta creer que sea una medalla de plata, pese a que iba a por el oro. No os podéis imaginar todo lo que hay detrás, solo lo sabe mi equipo, que son los que sufren conmigo día a día”, le dedicaba Carolina a todos sus apoyos. “El camino empieza. Queda menos de un año para los Juegos. No me conformo con esta plata (señalándola), quiero el oro y voy a luchar para que podamos celebrar ese oro olímpico”, prometía.

Carolina Marín y su equipo al completo, en el acto.

Una plata de leyenda

Entre los destinatarios de sus palabras, el director general de deportes del CSD, Fernando Molinero, que agradecía “la capacidad de sacrificio y superación” de Carolina en nombre de todo el deporte español. Leía en algún medio de comunicación que era una plata de leyenda. Y es que eso fue. Porque, además de una plata, fue una lección”, le dedicaba Molinero a Marín, que echaba la vista atrás. “Muchas cosas han cambiado desde ese primer oro en Copenhague, pero otras no, como esa capacidad de sacrificio y superación que son el mejor ejemplo para la sociedad. Todos tenemos la mira puesta en los Juegos, sabemos que estás en un nivel de oro y, sin añadirte presión, todos soñamos con él. Vamos a estar a tu lado y nos vas a tener a tu lado”, concluía. Y la campeona olímpica recogía el testigo: “Hay mucha gente que no ha creído en mí, pero aquí estoy y queda Carolina para rato. Afortunadamente para mí y desafortunadamente para los rivales”, avisaba. Escrito queda.

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