Super Bowl next gen

Pocos eventos deportivos son capaces de generar un aura tan especial que paraliza a medio planeta. La Super Bowl, que no distingue entre neófitos y veteranos del fútbol americano, es uno de ellos. Y en esta madrugada del domingo al lunes (00:30, Movistar+), la 57ª edición de la final de la NFL promete espectáculo a raudales. Por lo que sucede sobre el campo y también fuera del mismo, como de costumbre. Philadelphia Eagles y Kansas City Chiefs pelearán en Arizona esta noche por un anillo con una infinidad de líneas argumentales: el segundo de un Patrick Mahomes que ya es la gran estrella de la liga, la confirmación de Jalen Hurts en la élite, las venganzas que buscan los entrenadores de ambos equipos, el duelo de los hermanos Kelce...

Las cosas claras: Eagles y Chiefs han sido los dos mejores equipos a lo largo de la temporada, y por ello están en esta Super Bowl. Terminaron la campaña regular como primeros de sus conferencias (NFC y AFC) e hicieron valer su condición de favoritos en estos playoffs. Los de Kansas City aspiran a levantar el tercer trofeo Vince Lombardi de su historia, el segundo en los últimos cuatro años, mientras que los Eagles optan al segundo anillo para ellos.

Como viene siendo habitual en estos partidos, todas las miradas estarán puestas en los dos quarterbacks. Por primera vez en 57 Super Bowls, dos mariscales negros serán titulares en la gran final. Patrick Mahomes, recientemente nombrado MVP de esta temporada, llega entre algodones tras sufrir una fea torcedura de tobillo en playoffs que le limitó mucho, aunque ahora ha tenido dos semanas para recuperarse. Es la estrella de la NFL, y el que sería su segundo anillo le colocaría a Mahomes como referente indiscutible de una liga que se ha quedado huérfana sin Tom Brady.

La principal arma de Mahomes será su fiel Travis Kelce, uno de los mejores ‘tight ends’ de la historia. Será un partido especial para él, pues tendrá en frente a su hermano Jason, y se convertirán en la primera pareja de hermanos que juegan en una misma Super Bowl. Porque el peligro de Kansas City radica en esos dos hombres, Mahomes y Kelce. El cuerpo de receptores no cuenta con ninguna estrella, aunque los Toney, Smith-Schuster o Valdes-Scantling bien son capaces de aparecer en cualquier momento. La defensa compagina momentos de muy alto nivel con lagunas que pueden pagarse muy caro, especialmente ante unos Eagles que ya demostraron a los 49ers que no perdonan ni una. Lo mismo sucede con una línea ofensiva que tiene como máxima prioridad que Mahomes no sea alcanzado para evitar nuevos sustos con el tobillo.

Pero es que esa tarea será muy complicada. Los Eagles van sobrados de repertorio y, aunque tienen a Hurts como gran líder tras silenciar todo tipo de dudas, el peligro de Philadelphia va mucho más allá de su quarterback. Si en Kansas City todo pasa por Mahomes, las águilas pueden ser autosuficientes con una defensa que aplasta al rival sin compasión, con un juego de carrera que funciona a las mil maravillas gracias a una de las mejores líneas ofensivas de la historia o con recepciones de autor de A.J. Brown o de DeVonta Smith. Nick Sirianni, el arquitecto de todo ello, tiene pasado en el staff técnico de los Chiefs. Y lo mismo sucede a la inversa. Andy Reid, el entrenador de los Chiefs, se reencuentra con el equipo que dirigió durante catorce años y del que salió de malas maneras. El mayor espectáculo deportivo del planeta está servido.