GOLF | THE AMERICAN EXPRESS

Nace una estrella: Nick Dunlap gana el AmEx como amateur

El estadounidense de 20 años, aún en la universidad, es el primer aficionado campeón de un torneo PGA desde Mickelson en 1991, y el más joven desde 1931.

SEAN M. HAFFEYAFP

Quizá el PGA haya perdido su posición dominante en lo que a poderío económico para atraer y retener talento se refiere, pero tiene algo que el LIV no puede comprar: su capacidad para fabricar estrellas, con el sistema universitario estadounidense, esa perfecta cadena de montaje de superatletas, como granero. La nueva hornada que encabeza el sueco Ludvig Aberg, ya inmerso en su primera temporada completa como profesional, tiene otro prócer en Nick Dunlap, estadounidense de Alabama que este domingo ganó el American Express con un acumulado de -29, a cinco golpes del récord respecto al par del circuito, el -34 con el que Cam Smith, ahora uno de los popes de la superliga saudí, se impuso en Kapalua en 2022.

A Dunlap ya se le intuía una carrera importante desde que se adjudicó el US Junior Amateur 2021 y el US Amateur 2023, un doblete solo conseguido antes por Tiger Woods. Pero de buenos proyectos está el cementerio del golf lleno. Todo indica que no habrá que hacerle un nicho allí al joven Nick, que llegó a La Quinta (California, EE UU) con una exención de patrocinador, en la que era su tercera salida con los mayores (jugó el US Open en 2022 y 2023 gracias a sus triunfos en las divisiones inferiores), y se va del Valle de Coachella como el primer amateur que gana en el circuito desde Phil Mickelson en el Northern Telecom Open de 1991, el más joven en hacerlo desde 1931 y el segundo de toda la historia. Nadie ha sometido tan pronto como él el Stadium Course de Pete Dye, en el que Jon Rahm habría defendido título de no haber dicho ‘sí' a los petrodólares del LIV.

El torneo dio argumentos a los que consideran que el PGA a menudo se convierte en un concurso de pateo. Como Kapalua y Waialae, paradas anteriores de esa persecución del sol que es el arranque de año en el golf, este segmento del complejo PGA West invita a hacer resultado, y Dunlap recogió el guante en una semana con 26 birdies, tres eagles, un bogey y un doble bogey. Pero no es su impresionante tarjeta lo que mejor habla de él (al fin y al cabo solo cinco de los 156 participantes acabaron sobre par, y el corte se marcó en -13). Lo que da la prueba del algodón de que este es un competidor capaz de desafiar a la élite es su recta final, que manejó con la frialdad de los campeones, indescifrable su rictus, sumido en un trance divino.

Claudicaron ante él nada más y nada menos que Justin Thomas (otro producto de la Universidad de Alabama, cuyo programa de golf no tiene mucho que envidiarle al que le da fama, el de fútbol americano) y Sam Burns, 20 victorias combinadas en el circuito entre ambos, incluidos dos majors en el palmarés del primero. La confrontación directa fue con Burns, porque Thomas se mantuvo a remolque en una jornada en la que el putter no le acompañó. Cómo sería la cosa que llegaron empatados al 17, el famoso ‘Alcatraz’, un par 3 con green en isla que imita el 17 de Sawgrass, una de las grandes obras de Dye, y al final les separaron cuatro golpes. Dunlap encontró el green con un swing fluido y Burns se bloqueó y mandó la bola al agua. Doble bogey. Volvería a ‘mojarse’ el californiano en la salida del 18 y Dunlap, aunque falló la calle, embocó el par para gozo de sus padres, su novia y su entrenador universitario, visiblemente emocionados en los márgenes del green.

Un momento precioso con muchas implicaciones de cara al futuro profesional de este jugador. Porque a partir de ahora puede decidir dar el salto en cualquier momento del año. Cuando lo haga, tendrá garantizada su afiliación al PGA al menos hasta 2026, y podrá disputar esta misma temporada todos los Signature Events (la categoría Cinco Jotas del circuito), además del Masters y el PGA Championship. También tiene exenciones para el US Open y el British como vigente campeón del US Amateur. Básicamente podría jugar un calendario completo. Si decide mantener su estatus amateur, tendría un margen de 30 días desde el final del Tour Championship para activar su membresía de cara a 2025, una puerta que se mantendría abierta para el curso 2026 con las mismas condiciones.

En lo que no notará cambio alguno será en su cuenta corriente, pues los jugadores aficionados no cobran (los 1,5 millones de dólares que le corresponderían irán para el sudafricano Bezuidenhout, segundo con -28) ni reciben puntos para la clasificación de la FedEx Cup. Pero esa seguramente sea ahora la menor de las preocupaciones de Dunlap, que en este histórico domingo se ganó el derecho de entrada a una factoría de multimillonarios.

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