You’ll never golf alone

Liverpool va principalmente de fútbol, música y, desde 2006, una vez cada ocho años se entrega al golf con la llegada del British Open a Royal Liverpool. Así que el You’ll never walk alone, el himno de Gerry & The Pacemakers, otra de las bandas genuinas de la ciudad que alumbró a los Beatles, bien podría transformarse esta semana en You’ll never golf alone.

Le viene al pelo a un Jon Rahm al que este año acompañarán en Hoylake otros siete españoles, en la edición más rojigualda desde 1991, cuando comparecieron nueve. Serán los ya veteranos Pablo Larrazábal, Nacho Elvira, Jorge Campillo y Alejandro Cañizares, dos coetáneos de Rahm como Adri Arnaus y Adrián Otaegui, y la última sensación de la Armada, el amateur Josele Ballester, como Rahmbo alumno de Arizona State, que a sus 19 años se clasificó tras ganar el Campeonato de Europa amateur individual (después también se agenció el de equipos).

“Lucharé como siempre”, lanzó el martes a la prensa española desplazada un Rahm que tiene el tercer puesto de 2021 en Royal St. George’s como techo, y que sabe lo que es ganar en un links como este (en su palmarés lucen dos ediciones del Irish Open, las de 2017 y 2019). Tuvo su “oportunidad” entonces y aspira a darse otra sin lamentos: “El golf no me debe nada por aquello”, asegura la flamante nueva imagen del Banco Santander, cuyo logo lucirá estos días tras el acuerdo con la entidad anunciado el martes.

Aparte del 17, un par 3 diabólico de nueva construcción que es la comidilla estos días entre los jugadores, Rahm, una enciclopedia de este deporte, recuerda de ediciones anteriores en Royal Liverpool, un par 71 que volvió a la rotación en 2006 gracias a una profunda reforma tras 39 años ausente, la importancia de los pares 5, ahora tres: “Rory (McIlroy) hizo menos mil cuando ganó aquí (en 2014)”, bromea para matizar después: “Con el viento en contra pueden ser eternos”.

Pero el gran peligro, coinciden prácticamente todos, en un recorrido muy estratégico, son los bunkers, algunos de más de tres metros y medio de profundidad, rastrillados a mala uva, con hendiduras más profundas de lo habitual que producen lies más complicados. Es tal el empeño en evitarlos que, para minimizar riesgos, Tiger Woods, ausente esta vez por sus conocidos problemas físicos, no sacó ni una sola vez el driver de la bolsa en 2006. Y ganó.

Para más inri, se ha establecido un fuera de límites interno, una rara avis que protege lo que habitualmente los socios utilizan como campo de prácticas, esta semana convertido en zona de hospitalidad. Se complican así las salidas del 3 y el 18, pues caer en esa zona supone perder un golpe.

Haga lo que haga Rahmbo, hay una cosa clara: no saldrá del estuario del Mersey como nuevo número uno del mundo, pues McIlroy le robó la segunda plaza con su triunfo en Escocia la semana pasada y le dejó sin opciones. Solo el norirlandés aspira a desbancar del trono a Scottie Scheffler, como él uno de los favoritos en las quinielas, que también contemplan a locales en forma como Tyrrell Hatton o Tommy Fleetwood, y a otros grandes jugadores que ya han brillado en los links y vienen haciendo buena temporada, como Rickie Fowler, Xander Schauffele (otros dos que figuran en el palmarés del Scottish) o Jordan Spieth, campeón en 2017 y al que, como a McIlroy, hace tiempo que se le espera de nuevo en el círculo de los grandes.

Hay dos datos que, sin embargo, sonríen entre otros a Rahm: los últimos nueve ganadores estaban en la veintena (él tiene 28) y desde 2013 siempre ha habido un campeón inédito. Ahora falta que los haga buenos.