GOLF | GENESIS INVITATIONAL

Tiger aprueba a pesar de uno de los peores golpes de su vida y los espasmos

El ganador de 15 majors vuelve a un torneo oficial del PGA Tour casi un año después con una ronda de uno sobre par. Cantlay, primer líder del Genesis Invitational.

MICHAEL OWENSAFP

En la previa del Genesis Invitational, Tiger Woods afirmó que, a sus 48 años, “el objetivo es una victoria”. Una declaración ambiciosa del ganador de 15 majors, que este jueves disputó un torneo oficial del PGA Tour por primera vez en los últimos 312 días. El Riviera Country Club de Los Ángeles (California, Estados Unidos) evidenció en su primera jornada que la leyenda del golf todavía está algo lejos de esa meta que se pone, aunque los brotes verdes están ahí. El Tigre, en un continuo sube y baja durante sus primeros 18 hoyos oficiales en casi un año (en diciembre jugó el Hero World Challenge y el PNC Championship, eventos que no pertenecen al calendario oficial del PGA), finalizó su ronda inicial en el Genesis con una tarjeta de 72 golpes, uno sobre par, con cinco birdies y seis bogeys. Lejos queda el líder, el norteamericano Patrick Cantlay, con -7.

Lo positivo para Tiger es que dejó destellos de la magia que atesora, que no es poca, desde el primer momento, con un gran chip en el 1 que le dejó asegurado el birdie. Tampoco se le vio sufrir en exceso con su pierna derecha, maltrecha en los últimos años y, aparentemente, ya no tan problemática después de la cirugía a la que se sometió el año pasado tras el Masters de Augusta, su última aparición oficial hasta ayer. Lo malo para él es que sí que tuvo otros problemas físicos, concretamente en la espalda. “He tenido espasmos en la espalda durante los últimos tres hoyos”, explicó Woods al finalizar su primera vuelta en Riviera.

Esos problemas quizá justifican su segundo golpe en el 18, donde el veterano golfista pegó uno de los peores impactos que se le recuerdan. Yendo a por el green, Tiger acabó dando un shank o socket, un ‘varillazo’ por traducirlo de alguna manera, tocando la bola con la parte interior del palo, casi con la varilla. La mandó totalmente a la derecha, avanzando menos de 100 metros y complicándose un hoyo en el que terminó con bogey. “Ha pasado un buen tiempo, definitivamente mucho tiempo desde esa posición en la que estaba”, respondió quitándole hierro cuando se le preguntó sobre la última vez que había cometido un error así, más propio de los amateurs. Pero hasta a uno de los más grandes, o el que más, de la historia le pasa. “Con los espasmos me bloqueé, no me moví, no roté”, explicó.

Aquel desafortunado golpe impidió a Tiger finalizar al par su primera vuelta en Riviera, donde se disputa el torneo organizado por su fundación y en el que, sorprendentemente, nunca ha ganado en 14 eventos disputados. Su birdie al 1 quedó borrado con tropiezos en el 2 y en el 3, aunque levantó el vuelo en el complicadísimo hoyo 4. De hecho, este jueves logró el segundo birdie de su vida en ese hoyo, el cual ha jugado 47 veces y al que sólo había ganado en una ocasión en 1999. Una noticia más que satisfactoria. Volvió a estar bajo par en dos ocasiones, aunque nunca llegó al -2 porque combinó aciertos con errores en una jornada en la que estrenó su nueva marca de ropa, Sun Day Red, y en la que mostró estar alejado todavía de grandes cotas, aunque tampoco desahuciado.

El reto para Woods este viernes será tratar de superar el corte, pues al fin de semana acceden los 50 mejores (y empatados o a 10 golpes de los líderes) y él es 49º. Ya anda lejos de una cabeza en la que aparece su compatriota Patrick Cantlay. El exganador de la FedExCup abrió su participación con una vuelta de 64 golpes, siete bajo par, con ocho birdies y un único bogey. A tan solo un golpe están los australianos Jason Day y Cam Davis, además del estadounidense Luke List. Aunque la atención, como no puede ser de otra manera cada vez que juega, se centra en un Tiger Woods que está de vuelta. Por fin.

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