El Rahm más terrenal en el éxito del primer LIV que gana un major
El español acaba el PGA Championship, quinto grande del norteamericano Koepka (-9), con +7 en el puesto 50º: “El golf te devuelve a la tierra cuando te ves invencible”.
La 105ª edición del PGA Championship, disputada en el neoyorquino Oak Hill de Rochester, no ha visto el soñado estreno de un español en el palmarés del major que falta. Jon Rahm ha peleado en un campo muy exigente que nunca había pisado contra los elementos, incluyendo los meteorológicos, pero su falta de acierto con el putter, los problemas con el juego corto, los golpes sueltos y botes desfavorables de la bola... han acabado llevándole a unos números extraños en él.
A la ronda final, el ‘León de Barrika, llegaba con catorce bogeys, más un doble bogey, en los 54 hoyos iniciales. Quería un recorrido limpio y una vuelta bajo par y con esa confianza salía al tapiz verde bajo un sol radiante tras jornadas grises y de mucha agua. Birdie en el 1, birdie en el 2 y una regularidad palpable. Se le veía cómodo. La montaña rusa de días anteriores parecía fuera de servicio... pero Oak Hill quería darle un último zarandeo: bogeys en el 10, 17 y 18 para una tarjeta de 71 golpes (+1, +7 total), puesto 50º.
SINCERIDAD.
“He empezado muy bien pero luego he tenido fallos que no debería haber cometido. Estoy sorprendido yo mismo de algunos errores, como el del 10 y el 17. Lo bueno de este deporte es que cuando crees que eres invencible te devuelve a la tierra y te recuerda que el golf es un deporte continuo que hace que te vuelvas a tropezar cuando crees que lo tienes. No es que yo pensase eso pero te mantiene muy humilde. Mi juego no ha sido lo fluido que me habría gustado esta semana y no he estado cómodo con el swing. Ha sido todo muy pensado y estaba dos segundos más encima de la bola. He tenido que pensar más de la cuenta para intentar salvar mi golf”, decía Rahm en autocrítica constructiva.
El español de 28 años no optó a alzar el trofeo Wanamaker en una preciosa batalla que se dilucidaba entre grandes nombres como Koepka (cuatro majors), Rose (1), DeChambeau (1), McIlroy (4), Scheffler (1)... más un enorme talento como Hovland. El norteamericano de 33 años, 20º jugador que podía alcanzar los cinco majors en la historia, intentaba hacerse fuerte a base de experiencia, pero el noruego de 25 no se rendía y se mantenía cerca. Por detrás, el resto de aspirantes necesitaba que aflojaran... algo que empezó a ocurrir. Koepka dilapidaba gran parte de la ventaja adquirida tras birdies en el 2, 3 y 4 con dos bogeys en siete hoyos cuando había hecho sólo uno en los 30 anteriores. El birdie del 10 daba alas y aire a Brooks... que perdía con otro bogey en el 11 Tres hoyos por jugar. Scheffler se acercaba (-6)... pero dependía de un milagro aunque asentaba su asalto al trono mundial de Rahm, que mañana será segundo del ranking.
Mientras la terna de cabeza peleaba por el título, el ídolo Michael Block (3.580 del ranking y jugador de club) seguía con su cuento de hadas y hacía hoyo en 1, el 15, eagle que encendía al público y hacía brotar las lágrimas en sus ojos. El momento definitivo de la 105ª edición del PGA Championship sucedió en el 16 cuando un error de Hovland en la salida del bunker, dejando la bola incristada de nuevo en la arena, más un mal putt le hizo hacer un doble bogey que dejaba a Koepka, que hizo birdie, con cuatro impactos de ventaja a falta de dos hoyos y el título prácticamente en sus manos pese al bogey en el 17. Victoria finalmente para el jugador ahora del LIV saudí, primero que consigue un major, con doss golpes de ventaja respecto a Scheffler, que recupera el número uno del mundo en detrimento de Rahm, y Hovland.