En 2012 se marchan a España y se instalan en Alicante. Después de un tiempo, Inga Topuria, madre de los luchadores, se topa con la petición de sus hijos de regresar a Georgia. Inga no podía marcharse, entonces vio por la calle a un hombre con las ‘orejas de coliflor’ (apodo que se designa a aquellos luchadores que, por la sangre coagulada que se mantiene en el interior de las mismas, hacen que se hinche y tengan esa forma) y le preguntó si él se dedicaba a la lucha. Él hacía jiu-jitsu en el Climent Club de Alicante, gimnasio en el que llevan entrenando desde 2011. “Entramos aquí y nunca salimos. Después de un año, decidimos que íbamos a dedicarnos a ello día y noche. Fue entonces cuando supimos que íbamos a llegar alto”, comenta Álex. Su hermano, Ilia, añade: “Dormíamos dentro del tatami muchas veces”.