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Finalizado
Rugby | Mundial femenino

España consigue ganar en la derrota

Una puesta en escena sorprendente de las Leonas minimiza a unas Black Ferns aun así imparables. Gran ambiente en York.

ADRIAN DENNIS
Nació en Madrid en 1995. Doble grado en Periodismo y Audiovisuales por la Rey Juan Carlos. Un privilegiado, hace lo que siempre quiso hacer. Entró en AS en 2017 y se quedó. Salvo un paréntesis en Actualidad, siempre en Más Deporte. Allí ha escrito sobre todo de rugby, golf y tenis. Ha cubierto el British Open, la Copa Davis o el Mutua Madrid Open.
Actualizado a

Tirando de cursilería manida, se diría que ganó el rugby. A secas. Sin ponerle género. No puede ser de otra forma si unas 8.500 personas deciden juntarse un domingo para invertir dos horas de su tiempo en ver a 30 mujeres pelearse por una pelota ovalada. Hace no mucho, sin tener que remontarse siquiera más allá de este siglo, alguno se habría partido la caja ante la sugerencia de semejante estampa. Ahora aún es noticia, pero no por mucho tiempo, una tarde que desembocó en la primera derrota de las Leonas españolas en el Mundial, encajada a manos de las Black Ferns neozelandesas (54-8), seis veces campeonas, la versión con coleta de esos hombres de negro a los que no hace falta presentar aquí.

No había forma humana de que España, lo que es hoy por hoy, ganara un partido como este, así que la cuestión se reducía a elegir la forma de perderlo. Y las de Juan González eligieron la dignidad, una versión áspera de sí mismas que minimizó mucho por momentos el potencial ofensivo de un equipo tan quirúrgico como contundente en su planteamiento, que desborda por pericia o por derribo y ha incorporado en este Mundial un arma devastadora, la gran estrella del seven Jorja Miller.

Fue precisamente ella quien, en cosa de cuatro minutos, desarboló en dos ramalazos eléctricos lo que había sido una resistencia encomiable de las Leonas, que totalizaron 94 placajes en la primera mitad (221 en total) y demostraron mucha solvencia en las fases estáticas. Ahí se nota la mano de Miguelón, el gurú del equipo masculino que echa una mano estos días en tierras inglesas. Cuando consiguieron quitarse de encima el dominio territorial oceánico, rozaron el ensayo en una visita a la 22 malograda por un balón injugable en un maul. Y al final consiguieron rentabilizar el poco tiempo pasado en campo contrario con una patada pasada por Argudo que significó los tres primeros puntos españoles en el Mundial. La incógnita sobre el papel era si Nueva Zelanda rondaría los 97 puntos que Inglaterra le había endosado a la Selección en su último amistoso preparatorio. Al descanso no llevaban ni un cuarto. Un pequeño triunfo en la derrota.

Ni el cansancio ni las rotaciones necesarias, por desgaste y porque en el segundo compromiso asoma Irlanda, a la que visto lo visto hay mimbres para hacerle partido, disminuyeron la sensación de combatividad de España, que ni por esas se libró de digerir otros cinco posados tras la reanudación, un doblete de Leti-liga, otro de Ponsonby, otro de Setefano y otro de la leyenda, Portia Woodman, reservada como revulsivo para la segunda parte a sus 34 años por Allan Bunting. Hay equipos que se pueden permitir cosas con las que otros ni sueñan. Sí pueden, y deben, soñar las Leonas con una victoria en este Mundial. Esta derrota dulce, coronada con un ensayo a tiempo cumplido en un pick and go de Inés Antolínez que dejó algunas imágenes enternecedoras en las gradas y el campo, demuestra que quizá no tenga todavía la experiencia, los fundamentos o los kilos, pero sí las agallas para conseguirla.

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