Campillo pone distancia de seguridad con Rahm

La distancia abierta por Jorge Campillo el viernes, cuatro golpes sobre el segundo y siete sobre él, obligaba a Jon Rahm a pisar el acelerador a fondo este sábado en la tercera vuelta del Andalucía Masters. Y lo hizo el vizcaíno, pero a medias. Salió en tercera quemando goma hasta que gripó el motor tras tres hoyos. Acabó con una tarjeta de 68 golpes (-4 para -12). Buena, pero insuficiente para rascarle un solo golpe al extremeño, que igualó esos guarismos en el Real Club de Golf de Sotogrande y mantuvo el liderato con -19 en total, acompañado en la cúspide de cara al domingo por el francés Guerrier, que solo funciona en los días impares: abrió con un 62 el jueves, se desinfló con un 72 el viernes y este sábado destapó de nuevo el tarro de las esencias con un 63.

Rahm salió dos partidos por detrás del estelar, el que jugaba Campillo, y se afanó en poner presión sobre su paisano con birdies tempraneros al 2 y al 3, apunto de meterla desde la calle en ese último. No falló una calle ni un green por los cuatro primeros hoyos, y cuando empezaba a oler a uno de esos días en los que el León de Barrika desafía la lógica de este deporte, el motor empezó a echar humo. Una salida paupérrima le costó la posibilidad de restar en el par 5 del 6, y la sequía se prolongó hasta el 12. En el camino dejó pasar hasta cuatro hoyos que se han jugado bajo par de media a lo largo de la semana, y aunque pegó otro bocado en el 15, esa será su tumba salvo que este domingo protagonice una vuelta muy baja y Campillo ponga de su parte. Bien lo sabe: “Satisfecho estoy, entre comillas. Hay dos personas que están jugando muy bien y del resto no estoy tan lejos. Que Campillo lleve tres días sin bogeys es increíble. Quizá me haya faltado un -8 estos días, pero mañana puedo ir a saco y a ver si sale. Tengo que hacer pocas y que ellos no las hagan”.

Hasta ahora el cacereño no ha dado ninguna facilidad. Acumula ya 54 hoyos sin un solo bogey. No son los 110 que hiló Tiger Woods en el 2000, el año de su Tiger Slam, récord del PGA, ni los 114 de Jing Young Ko en el LPGA en 2019, pero sí un ejercicio formidable de consistencia que no abunda a estos niveles. Embocó cuatro birdies, su peor cifra de la semana, pero él no necesitaba crecer demasiado este sábado, le bastaba con no decrecer. “Dime el campo más jodido del mundo, que si juego así pues sería lo mismo”, diría después con su talante impasible un tipo que ofrece la misma expresión con un 75 o un 62 en su tarjeta.

Hidalgo, que el viernes había formado un tándem de perseguidores fabuloso con Rahm, en el que ambos reconocieron que se retroalimentaron a base de buenos golpes y palabras de ánimo, se enemistó con su putter en esta tercera ronda. “Los primeros cuatro han sido de libro. He fallado putts, ha sido muy desesperante. No ha salido nada y es una pena, porque el día estaba fácil y le he pegado a la bola como para hacer -6 o -7″, sintetizó un recorrido que acabó con las opciones del reciente campeón del Open de España de firmar otra semana grande en su Andalucía natal.

En su octava ventana seguida de competición, y tras un triunfo que da una nueva dimensión a su carrera, en algún momento la maquinaria tenía que resentirse de puro desgaste. No encontró un solo birdie en los nueve primeros, que jugó en +1. Tuvo que esperar hasta el 12 para volver al par, y a un nuevo acierto en el 14 le siguió otro error en el 15. Un 72 para -8 en total insípido en una jornada en la que había que ganar golpes al campo. Entre ellos los ingleses Brown y Smith (-5 para -16 y -15 respectivamente), los que más opciones tienen de evitar que el domingo sea un mano a mano Campillo-Guerrier.

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