Los Hispanos se toman en serio el trámite ante Rumanía

Jordi Ribera tenía razón. Sus chicos tenían ganas de jugar y mostrar lo que han trabajado estos días de preparación. Mala suerte para Rumanía que los Hispanos saliesen a la carrera, sin brida, casi desbocados, y como España contaba con 18 jugadores, dos más que en los partidos oficiales, había siempre refresco para no bajar el ritmo: 42-29 (23-16). Un castigo para los de Xavi Pascual, aunque bien mirado sólo es un aviso para los jóvenes rumanos de cómo se las gasta los equipos con aspiraciones.

Este es un partido típico de calentamiento general, que si viene de cara todo sale. Y así fue. Daba igual con qué y con quién, con el 6-0, aunque mejor con el 5-1; con quienes no, ahí si daba lo mismo, aunque destacados Odriozola y Garciandía por ser jugadores aún sin peso en el grupo. Serdio empezó en el pivote, y por el que pasaron Peciña, Guardiola y Figueras. Como ahora Gedeón Guardiola ataca y defiende en Alemania y como mantiene una condición impropia para un tipo de 38 años, le da un plus al equipo que en ocasiones le evita un cambio, lo que agradece Ribera.

Hubo minutos para todos, aunque la retirada por indisposición de Cañellas en la primera parte, que no volvería a la cancha es posible que obligase a darle un protagonismo extra a Casado por el lateral izquierdo, a veces al lado de dos zurdos en la primera línea.

Se podría decir que todo fue coser y cantar aunque hay que poner la lupa en errores que no se pueden cometer: con 29-20, exclusión de Guardiola, que a España le cuesta una doble inferioridad por el despiste de Casado que se mantiene en la pista como si fuese una opción de cambio. No tiene mayor importancia, son cosas que pasan, pero no deben suceder cuando España esté en el Mundial. No costó mucho la pérdida de dos jugadores porque era Rumanía, y porque no es el Campeonato.

Ahora toca este viernes Baréin (19:00, Teledeporte), que sí estará en el Campeonato del Mundo, que debutó con derrota ante Argentina (31-27) pero que tiene una oportunidad de plantar cara a un equipo con aspiraciones en el Día de Reyes: ya veremos a qué sabe el roscón.