ATLETISMO | MUNDIALES EN OREGÓN

Estados Unidos clausura su prohibitivo y restrictivo Mundial

Precios desmesurados, problemas de visados, mínima presencia de afición extranjera y atletas de dos categorías para el estreno organizativo del país de las barras y estrellas.

Eugene (Oregón)
LUCY NICHOLSONREUTERS

Eugene es la capital del atletismo en EE UU con tres figuras clave en su historia: el fondista Steve Prefontaine, el entrenador Bill Bowerman y el empresario Phil Knight. El primero, con su icónico bigote, fue un “corredor de fondo que tenía un corazón gigante” que ganó cuatro títulos NCAA e hizo estallar el boom del running (antes de morir trágicamente con 24 años en un accidente de coche) junto a Bowerman, entrenador que publicó el libro ‘Jogging’ en el que alentaba a las masas a salir a las calles a practicar atletismo con amigos y familiares sin importar el nivel. Y el hombre que creó una zapatilla con suela de goma que con la visión empresarial de Knight acabó convirtiéndose en el germen de la multinacional Nike. ‘Tio Phil’, además, se ha encargado de regar de dinero la localidad que en ‘Los Simpson’ correspondería a Shelbyville, por su proximidad real con Springfield, el emplazamiento del estado de Oregón en el que se inspiró Matt Groening para crear su archiconocida familia amarilla.

BRIAN SNYDERREUTERS

‘Track Town USA’, el apelativo de Eugene en referencia a la pasión de la ciudad por el deporte de pista y campo, es un paraíso para los corredores y en el centro de la Universidad de Oregón irrumpe un impresionante estadio de atletismo, construido en 1921 y remodelado en 2019 con un coste de 270 millones de dólares, con capacidad para 12.500 espectadores sentados (que se ha ampliado a 25.000 para los Mundiales según el organizador), en el que los lugareños cuentan que hay “una fuerza misteriosa incrustada en el mismo suelo, la magia de Hayward”.

Fred Karley, oro en 100 metros, saluda a los fansALEKSANDRA SZMIGIELREUTERS

Mística, historia y atletismo... que entronca con ciertos aspectos menos bonitos del estreno histórico de EE UU como organizador de este campeonato al aire libre: lejanía de un aeropuerto internacional ya que Portland está a casi tres horas en coche, escasez de hoteles y desmesurados precios de habitaciones a varios miles de dólares la noche, graves problemas de obtención de visados en especial para deportistas y Prensa de países de África y Oriente Próximo debido a las restricciones del Gobierno, ausencia casi total de aficionados de otros países (salvo las varias decenas de etíopes de Tigray el día de la final del 5.000 femenino, jamaicanos y canadienses) y atletas de dos categorías. Los norteamericanos, alojados en hoteles con todas las comodidades y lujos a su alcance... el resto, en las residencias de estudiantes con baños compartidos, en muchos casos, y un mobiliario circunscrito a una cama y un armario. Eso sí, con una gran ventaja: la cercanía a las instalaciones; apenas a unos pocos minutos andando.

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