Queiroz, a sus pies

U sted gana, míster Queiroz. Después de estar examinándole durante tres meses más por la cursilería de sus frases que por su sello como técnico de fútbol, entono el mea culpa y le reconozco que he sido injusto y soberbio con su persona. Al fin y al cabo, el propio club anunció su contratación poniéndole una etiqueta identificativa: "Técnico de perfil bajo". ¿Qué demonios queríamos entonces? Eso sí, entienda amigo Carlinhos que Del Bosque fue durante cuatro años un caballero y un madridista de los pies a la cabeza. Ya sabe, usted que es un romántico confeso, que a veces cuesta cambiar de novia y dejarte seducir por la nueva antes de resignarte a perder los encantos de su predecesora...

Pero, analizando con lupa sus reflexiones a Carmen Colino, me doy cuenta de que, en realidad, Florentino y Valdano han contratado un idealista, un tipo tolerante que espera del madridismo de base el beneficio de la duda. Lo mínimo. Valoro que no saque pecho por sus acertadas apuestas de Raúl Bravo (¡se acabó la alarma central!) y de Helguera, que acompañará a Beckham en ese doble pivote que se convertirá en una autopista hacia el cielo del buen gusto.

Señor Queiroz, en el Madrid se examina con talante fiscalizador cada comportamiento de sus nuevos inquilinos, pero usted ha asumido esa carga con dignidad y paciencia. No es cuestión de ponerse como Aída ("Soy extraordinaria..."). Hasta voy a pasar por alto su última perla, que me dejó algo aturdido: "Ganar siempre es una enfermedad negativa. Yo lo llamo complejo de invencibilidad". Le voy a dar la razón. Hay que tener más sentido del humor. Carlos, es usted un cachondo...

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