La cantera de Matrix

La Fábrica no detiene sus máquinas. La cantera del Real Madrid no está en este mundo para guardar las apariencias. Se acabaron los tiempos en los que Ognjenovic, Rodrigo y Petkovic cerraban la puerta a los chavales que veían cómo la Ciudad Deportiva se convertía en una jaula de oro cuyos barrotes les impedían soñar siquiera con pisar el Bernabéu. Pero la vida da tantas vueltas como la noria del parque de atracciones y para los canteranos blancos tocan años de abundancia y esplendor. Las vacas flacas quedan sólo para el río Ganges. Espero que Gladiator Salgado se quede entre nosotros muchos años. Pero si el borde de Ferguson o los petrodólares rusos de Abramovich nos lo secuestran, no debe cundir el pánico.

Ahí tienen a Olalla, Arbeloa, Palencia, Duque y Jesús. Un repóker de ilusiones imberbes que en vez de soñar con Jennifer López se acuestan con el escudo del Madrid grabado en sus adolescentes corazones. El relevo está garantizado en todos los puestos. El filial es como el cocido de Malacatín (una garantía de éxito) y hasta Jorge Valdano se pasó ayer por la Ciudad Deportiva para ver a sus juveniles golear a un Atlético que acabó aplastado. Luego dirán que no hace nada... Sólo sé una cosa. La política de Zidanes y Pavones parecía un salto al vacío y ahora todos la ven como los mágicos vuelos suspendidos en el aire de Matrix. Que todos se rindan a la evidencia.

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