Primera | Valencia 2 - Real Madrid 0

¡Batacazo Rosa!

Ni bronca de la afición valencianista, ni Ayala en el campo para ajustar cuentas con Ronaldo ni faltas galácticas de Beckham. El Valencia-Madrid destrozó el guión previsto y mostró un equipo lanzado a por el título, el de Benítez, y otro que parecía que seguía en el cumpleaños de Ronaldo...

j. aguilera, j. navarro y e. gonzález

Salsa Rosa. Ya notaba yo algo extraño en la atmósfera que barruntaba noche borrascosa para la Galaxia Blanca (que no es lo mismo, que diría Alejandro Sanz, sin Raúl González Blanco). El Valencia arrancaba como si tuviese un cochazo de 10.000 caballos pilotado por Aimar, un futbolista de diseño. De sus botas nació una lección de fútbol que sólo duró media hora (para desgracia del valencianismo militante), pero que sirvió para devolver a los galácticos a la Tierra y recordarles que en la vida es peligroso vivir sólo de los recuerdos. En plena depre y con el 1-0 castigando las conciencias del Queen Mary de Florentino (el presi se ahorró el sufrimiento al quedarse en Madrid para asistir a la boda de un amigo) giré mi vista a un monitor en el que el Salsa Rosa se apuntaba (¡ventajistas!) al abordaje del Queiroz Team dando pistas, detalles y nombres de presuntos amoríos de los muchachos.

La Cañadas. Entre que Jorge López y Vicentín hacían de sus carriles dos autopistas hacia el cielo y que Mista echaba sangre por esos ojos que juran venganza cada vez que huele el blanco de Chamartín, se colaba Pepe Calabuig, el compañero rosa de Tele 5, para recordarnos que Beckham ha salido de copas varias veces esta semana y que Esther Cañadas dio cariño y arrumacos a David para que olvidase más rápido a la ausente Victoria en el feminista cumpleaños de Ronie (aquello fue la versión en color de Caravana de Mujeres). Ganas de incordiar. Además y como dice el gran Guasch, como Figo fue el único que acudió con la parienta (un insulto llamar así a la majestuosa Helen Swedin) sólo el portugués estaba fino en su partido centenario.

La clave. Y eso que Benítez no necesitó echar mano de Ayala. Debía tener el chivatazo de que Ronie seguía soñando con su cumple guay del paraguay. Además, creo que a mi admirado brasileño le afectaron las fotos que AS ha publicado esta semana de Ronaldinha. ¡Tremenda! Lógico que Ronie niegue que estén separados. Con esas hechuras sería un delito dejar escapar la pieza. Y encima es futbolera y le pega con las dos piernas...

¿Capitán? Encima, Baraja y Albelda se adueñaban del centro del campo como si hubiesen pagado toda la hipoteca. Sobrados. El Madrid era un guiñol. Un equipo irreal. ¡Ni que les hubiese picado la culebra asesina del aeropuerto de Pamplona! Por eso Queiroz se dejó de gaitas y mandó a la ducha al capitán de guardia, Guti, que comprendió lo difícil que es llevar el peso de ese brazalete (¡qué grande eres Raúl!). Por cierto, se lo quitó con un gesto despectivo que me pareció inadmisible y se le leyó en los labios decir "hijo de p...". ¿Para quién iba, Guti? El caso es que Portillo salió escopetado. El chico no estuvo en la fiesta de La Moraleja y se le notaba. Pero al chaval no le puedes pedir que sea siempre el milagrero de Dortmund. Mientras, el Valencia seguía con su guión habitual. Taca-taca-taca... Nunca pierde la compostura. Juegan de memoria y van a bloque, como los trineos tirados por renos. Benítez trabaja la estrategia y la táctica. ¿Y Queiroz? No sabe, no contesta...

Lámpara mágica. Cuando a Benítez le trajeron en verano a Canobbio y Oliveira dejó una frase para la historia: "Pido un sofá y me traen una lámpara...". Pues el brasileño se convirtió en una lámpara mágica que terminó de hundir a ese crucero que era de placer hasta que anoche se convirtió en un buque fantasma. El Madrid no se quemó en ese banquillo inflamable que alarmó a todos durante la semana, sino en la verde pradera de Mestalla, que asistió a un recital ché ante el que sólo cabe quitarse el sombrero. Este Valencia asombra...

Caño policial. Lo más triste para el Madrid es que sólo ganó en su llegada a Mestalla. La Policía hizo un caño a los radicales y no hubo ni un incidente. La afición naranja estuvo ejemplar. Pero miro al Salsa Rosa y veo que siguen con la cantinela de la Vania Millán llorona, la anoréxica Cañadas hechizada por la erótica coleta de Becks y la polémica fiesta de marras. ¡Jó, qué noche!

Lo más visto

Más noticias