"90 minuti son molto cortini..."

Trasladémonos al mítico San Siro. Año 1984. Ida de las semifinales de la Copa de la UEFA. Inter 2, Real Madrid 0. Camino de las duchas, mi añorado Juanito se dirige a Bergomi (un lateral chuleta y violento) y le deja una frase para la historia: "Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo...". No se equivocaba el maestro de Fuengirola. En el partido de vuelta el Madrid le clavó tres golitos a Zenga, Bergomi acabó con la cabeza abierta y el Inter regresó a Italia con sus derrotados atributos entre las piernas.

Ese miedo escénico del Bernabéu llenó de leyendas y de bruma misteriosa las heroicas noches europeas de los 80. Aquel Madrid necesitaba de esa dosis de terror ambiental y de testiculina atmosférica porque era un equipo con un talento administrado con cuentagotas. Pero la vida cambia y el perfil del Madrid de las Galaxias tiene poco que ver con esa tropa racial que lideraban Juanito, Santillana y Camacho. Por eso, Ronaldo nos descubrió ayer la grandeza de este Madrid arrebatador que convierte cada cita con el fútbol en el mayor espectáculo del mundo.

Cuando Ronie afirma que "se nos quedan cortos los 90 minutos con tanto divertimento" está poniendo verbo a una realidad que nos tiene a todos fascinados. Ahora no hay que recurrir a la épica para tumbar al rival. No hay que amedrentarlo desde el túnel de vestuarios. Basta con dejarse llevar, como si fuese una orgía futbolística apta para todos los públicos. Ahora ir al Bernabéu es como cuando iba de pequeño a ver las películas de Indiana Jones. Maldecía que no durasen una hora más para seguir disfrutando de las increíbles aventuras del novio de la anoréxica Ally McBeal. ¡Qué manera de gozar!

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