Sexo para Ronie

Caballo Real. Si les digo que 1.000 millones de chinos, redondeando, se mataron por ver por la caja tonta (la TV) al Huang Ma, me dirán que si estoy fumado. Pues no. Resulta que esa es la denominación en chino que tiene el Real Madrid y se ha convertido en una religión que se une a la secta de los davidianos (no confundir con los locos de Waco), que son los fervientes enamorados-as de David Robert Joseph Beckham. Huang Ma (que se pronuncia Juanma), significa en castellano recio y lustroso "Caballo Real", porque representa la elegancia del blanco de la camiseta y el fútbol de seda que destilan sus galácticos. El Madrid supo estar a la altura y se comportó como un purasangre. Fue didáctico, no se ensañó con el débil enemigo y regaló cuatro goles a la gigantesca audiencia. Buenos chicos.

Ricos y pobres. Que el estreno mundial del Rey David (posiblemente, el mejor lanzador de faltas de la Tierra) se rodase en el estadio de Los Trabajadores de Beijing (vamos, Pekín, para que me entienda mi padre) tuvo su mensaje subliminal. En la pradera, donde la divinidad nos iguala a todos con un pantalón corto y un balón entre las piernas, Makelele, Figo, Pavón y Helguera reivindicaron a la clase obrera con una actuación terrenal, sobria y certera. Esta tarta de fresas tiene muchas porciones y hay para todos. Eso sí, lo de Claude (el trípode de ébano) merece un homenaje. Makelele es un 4x4 con un motor inagotable y, de hecho, correrá este año "por cuatro", como él mismo asume resignado.

Ronie y el sexo. Si no les molesta, hablemos de sexo. No me voy a poner en plan doctora Ochoa, pero convendrán conmigo en que ha quedado claro que Ronaldo es un tipo que necesita sexo a lo Dinio (en sesiones intensivas de mañana, tarde y noche). Nuestro admirado Ronie se pasa 10 días en una ciudad perdida de China sin comerse una rosca y claro, luego se pone delante del tal Li Yan y ni que fuera la Gertrudis. No mete ni miedo. "Pasar dos semanas sin sexo no me va a matar", decía con una sonrisa vacilona el jueves. Pero el de ayer no era mi Ronaldo. Está claro que el obligado cinturón de castidad que se ha puesto en territorio asiático evitará que le apoden con mala baba El Tirachinas, pero todos preferiríamos verle en su línea habitual. Cuando Ronaldo está en fase efervescente y sexualmente activo es una máquina. Lo mismo le vemos en el Abe Nox de la calle Lagasca toreando entre ninfas que se lanzan a su cuello de toro hechizadas por esa sonrisa mágica, que metiendo goles a pares en Mestalla o el Calderón. Además, ese pelo cardado le queda raro. Ronie, aféitatelo y déjate esa media luna tan fecunda y productiva...

Moro de España. Me la envaino y no me cuesta nada hacerlo. Daba al Moro por perdido para la causa, pero lo de ayer en Pekín supuso un acto de rebeldía y una proclama reivindicativa que dicen mucho a su favor. Lejos de asumir el papel de comparsa y de turista accidental, aprovechó los 25 minutos de que dispuso para decirle a Queiroz: "Míster, aquí tiene un 9 cuando Ronie necesite una tregua". Tocó tres balones y firmó dos goles. Fantástico en el desmarque, en la elaboración y la ejecución. Yo que Florentino (que en el palco lucía abanico al más puro estilo Locomía) le pedía a la Roma 3.000 kilos. O que Valdano llame al loco de Abramovich (al ruso del Chelsea parece que le han tocado tres Bonolotos) y le diga que el Vieri de Sonseca es la bomba.

Y Porti... ¡gol! El chaval salió cuando el Moro ya había sacudido las redes del Dragon Kahn (perdón, Team), pero no se dejó comer por su ansiedad y demostró que en la vida el que vale, vale. Tocó dos balones y ambos acabaron en la red, aunque un linier sin sentimientos le anulase el primero. ¡Maldito morientista! Conclusión: el Madrid, junto a Van Nistelrooy, tiene los mejores nueves del mundo. Y Casillas de portero. ¿Jugó ayer?