La Liga de Vicente

Campeón de Liga. La vida ha sido justa con el fútbol, con el espectáculo, con el Madrid... y con Del Bosque. Conseguir que el Bernabéu se convierta en un Sambódromo no es sólo por obra (y gracia) de esos dos brasileños diabólicos (Ronaldo & Robertinho) que nacieron con un balón cosido a sus pies. Que cinco arquitectos y seis operarios jueguen como un acordeón, navegando todos en la misma dirección y transformando la hoguera de vanidades en una fiesta continua en la que tanto los cracks como los curritos disfrutan de la barra libre de su fútbol galáctico sólo merece una catarata de elogios hacia este salmantino orondo, sabio y honesto. Este alirón se lo debemos a gente como él, capaz de recoger la mejor herencia del madridismo puro sembrado por Santiago Bernabéu. Un estilo que ha impuesto como un dogma de fe Florentino Pérez, que en este trienio mágico ya lleva dos Ligas, una Champions, una Intercontinental, una Supercopa de Europa, una de España...

El Bernabéu asistió a una de esas noches que justifican el sentido de la existencia. Ver al madridismo abrazando amorosamente a Ronaldo para decirle ("Ya eres uno de los nuestros"), a Raúl, Helguera, Makelele o Figo matarse en cada jugada, a Míchel dedicándole esta Liga a sus padres que desde el cielo festejaron la consagración de este lateral que es todo corazón y hombría, a Robertito vengarse de su año de nubarrones con una actuación y un gol para enmarcar... ¿Saben algo? En la noche del sábado Ronaldo y esta bala humana se conjuraron para llenar el Bernabéu de samba y goles. ¡Sois la leche! Ganó la Liga el mejor, el que hace feliz a mi padre, a mi bebé, a tanta gente... Real Madrid, con orgullo, 29 veces gracias.

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