"Qué manera de palmar... je, je, je"

Manolete, todavía recuerdo cómo el año pasado me dabas la brasa (en tu línea...) metiéndote con el himno de Plácido Domingo y defendiendo la apuesta vidriosa y carraspera de Joaquín Sabina "porque él es del pueblo, como todos los atléticos, siempre humildes y canallas a la vez...". Me limité a sonreír y a esperar mi momento de gloria. Llegó el 18 de diciembre y el Bernabéu entero levitó ante la vibrante, profunda y solemne interpretación que Plácido efectuó en una noche de lluvia que terminó con 70.000 almas emocionadas que cantaron a coro aquello de "que sepa el universo como juega el Madrid (chan, chan). ¡Hala Madrid, Hala Madrid!".

La crítica periodística se rindió a la grandiosa representación del mejor tenor del mundo en el mejor estadio del mundo. Tú, mientras, pedías a Relaño dos días libres para asimilar que vuestro Centenario olía a debacle copera con el Recre, a espantada de Gil tras desear la defunción de sus propios jugadores, a dimisiones incumplidas de Luis Pinocho Aragonés, a centenariazo ridículo ante Osasuna... y a un himno fantasma de garganta rota Sabina. Manolete, te pasaste seis meses dando la tabarra con su himno y resulta que el héroe de la cazalla y los cubatas de garrafón tomó las de Villadiego. El Atlético en estado puro...

No hace falta que haga más sangre contigo. Te recordaré que el domingo, en el que amenazáis con sacar por fin la cancioncita del trovador de causas perdidas, cantaré a tu lado mi estrofa favorita cuando vayan 0-3: "Qué manera de palmar, qué manera de sufrir...".

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