Torres, un blanco de corazón...

Manolete, me encanta que tu capacidad para sorprenderme no tenga límites. ¡Qué ingenuo eres! Se nota que no conoces a Fernando Torres, el sobrino futbolístico de O Rei Raúl. Los dos han mamado el talibanismo rojiblanco (es decir, esa religión que consiste en exigir a sus fieles la demonización de todo lo que huela a vikingo), pero en su ventana entró una mañana una luz que les mostró la senda de la felicidad. El Madrid y su leyenda salieron al rescate de ambos. Raúl ya está captado y con sus logros se ha ganado un hueco en el Olimpo del fútbol.

Torres será el siguiente. Es elegante, posee una gran visión de juego, trata la pelota con tacto y aspira a ganar Ligas y Copas de Europa. El crío quiere librarse de las ligaduras que le atan a un club que hace apología del derrotismo y que le aplaude más cuando juega en el campo de El Ejido que cuando acude al Bernabéu. Él no quiere ser cómplice de esta fechoría moral que consiste en que gente como tú haga creer a los atléticos que sois la bomba fétida del fútbol español. Ayer comí con Gárate y Calleja y te hubieran dado una lección."En los años 70 éramos los más grandes detrás del Madrid. Hasta con Franco nos iba mejor. Ahora, somos lo que somos...".

¡Pobre Torres! Me ofrezco para rescatarle de la ignominia. Él nunca tuvo un día brillante ante el Madrid porque el chaval sueña con desplegar su talento en la pradera de Chamartín junto a Raúl, Zidane o Ronaldo. Por cierto, Ronie os meterá tres y te demostrará que el único sobrepeso es el tuyo. ¿Te has mirado al espejo muchacho? Alucino contigo...

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