La profecía de Zoco

Era temprano. A eso de las 10 de la mañana me pasé por el Bernabéu. No vi ni un rostro relajado. Lógico. Día grande de Champions, ya se sabe. Tensión contenida, no sabes con quién pasar las horas muertas hasta que llegue el partido y mucho pelma que te llama para decirte: "Tomás, hoy vais a pasarlas canutas con los rusos...". En un momento de lucidez, decido pasarme por la oficina de los veteranos del Madrid. Un pequeño templo que respira madridismo ilustrado por sus cuatro costados. Y muchas tablas. Ellos sí que saben lo que era jugársela en terrenos helados y sin hierba. Y también la pifiaban. En 1956, antes de ganar la Primera, el Madrid de Alonso, Marquitos, Muñoz, Olsen, Zárraga, Di Stéfano, Rial y Gento perdió 3-0 en Belgrado, salvando agónicamente el 4-0 de la ida jugada en el Bernabéu. El caso era pasar. Y pasó.

Por eso doy gracias a Zoco. Al entrar en el santuario de las viejas glorias blancas me encontré al navarro solito, atendiendo el teléfono y más nervioso que yo. Se quedó pensativo por un momento y me dijo: "Tranquilo chaval, este partido se gana en Moscú 0-1, con sufrimiento y mal juego. Así también se levanta la Copa de Europa". Radiografió el desarrollo de Lokomotiv-Madrid ocho horas antes, prueba de que ha visto mil batallas en las que el peso del escudo ha bastado para que no saltasen las alarmas. El Madrid ya está en cuartos, se ha ahorrado más de mil millones de pesetas gracias al cabezazo de Ronaldo (¿algún cretino va a seguir llamándole gordito?) y ha encontrado en el morenito Julio César un amigo al que estará agradecido forever. En un escenario con más chapapote que hierba (prefiero el campo del Puerta Bonita), el Real Madrid sobrevivió. Y ahora, ¡que toque el Barça!

Lo más visto

Más noticias