Desde Rusia con Pavón

Casi todos creen erróneamente que Pavón, el canterano que ha cedido gratuitamente sus derechos de imagen para fortalecer el eslogan más importante de la era Florentino ("Zidanes y Pavones..."), debutó con el Real Madrid en un encuentro de Liga con el Athletic en el Bernabéu (2-0) en el que también se desvirgaron con la camiseta blanca Valdo y Raúl Bravo. Pues no. Mucho antes, el 7 de noviembre de 2000, un crío famélico que por entonces tenía sólo 20 añitos, saltaba al helado césped del campo del Spartak de Moscú a falta de cinco minutos para el final del partido. Pavón, que viajó junto a otros novatos como Leo, Santos y ¡Tote!, suplía a un tal Manuel Sanchís Hontiyuelo. Sintomático. La historia quiso que este chaval recibiese la alternativa del futbolista que ha jugado más veces de blanco (708).

Pavón tiene una apariencia frágil y algunos recelan de él por ello. Pero desde aquellos cinco minutos de Moscú, Paquito siempre ha dado una sensación de templanza y sobriedad que Del Bosque sabe manejar con sabiduría. Me comentó un día Jorge Valdano que lo bueno de Pavón es que "nunca toma decisiones erróneas". El chico juega bien la pelota con los pies y su colocación es una de sus grandes virtudes. Le falta el físico de Benito para hacerse respetar y el carisma de Hierro para ser indiscutible. Claro que si aplicamos el criterio de Menotti ("Ronaldo no sabe jugar"), Pavón ya estaría retirado de esto. Bobadas. Él sabe que mañana se la juega en Moscú, su ciudad talismán. Démosle el crédito que merece. Aprobará el examen. Seguro. Desde Rusia... con Pavón.

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