El Malecón del basket

Een La Habana todos conocen el popular Malecón. Un lugar plagado de palacetes destruidos como si estuviéramos en Sarajevo, cuyas columnas de mármol agujereadas nos hablan de los tiempos donde el lujo atraía a los millonarios de medio mundo. Así es la sección de baloncesto del Madrid. Una organización ejemplar durante tres décadas en las que edificó su leyenda gracias al carácter ganador de gente como Emiliano, Ferrándiz, Luyk, Brabender, Corbalán, Rullán o Fernando Martín. Pero tras el ridículo histórico del jueves, me veo obligado a exigir explicaciones. Al primero, a Javier Imbroda. Te admiro personalmente y te respeto profesionalmente, pero sabes que has fracasado de la A a la Z.

Nunca debiste cerrar el equipo a toda mecha porque te ibas corriendo al Mundial con la Selección. Ahora sabrás que el Madrid no puede ser plato de segunda mano. Con tres desechos del Barça (Hawkins, Digbeu y Alston) no se podía fabricar un proyecto ganador. Aquí no defiende nadie y hasta el más mediocre te mete 90 puntos... Las derrotas ante Granada y Villeurbanne han rebasado lo admisible. Javier, debes reaccionar y ganarte la confianza de una plantilla derrotista y acomodada. El Madrid es el quinto presupuesto de la Euroliga y, sin embargo, ha cerrado el curso en el pelotón de los torpes. Basta ya de excusas. Los que no entiendan el lenguaje de los ganadores... ¡a la calle!

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