Uno de los nuestros

Hace sólo un año, Jorge Valdano me decía orgulloso: "Solari es un ejemplo para los suplentes. Él es el triunfo de la superación". Fue poco antes de la mágica final de Glasgow, en la que el Indiecito fue titular. A mucha honra. Lo de este chaval de cultura vasta (con ‘v’ para que nadie se haga líos), verbo cultivado y fútbol chispeante y cabriólico es merecedor de un homenaje del pueblo en la próxima cita del Bernabéu (Madrid-Betis, 8 de febrero). El argentino que enamora a las ninfas vino del Atleti de la mano de Sanz y Onieva por sólo 650 milloncitos (Manolete, mal negocio) pasó un año en blanco (no rascó bola) y la temporada pasada se encumbró por su empeño ejemplar que le permitió granjearse el respeto del madridismo, del vestuario y de Papá Del Bosque.

El fichaje de Ronaldo casi se lo lleva por delante, pero Solari dio otra exhibición de caballerosidad (es Gardel, de verdad) y no las pió en la prensa. Lógico. Es un profesional y sabe que Florentino y Valdano sólo buscaban lo mejor para el Madrid. Casi 2.000 kilos de los de antes son muy golosos y el club debe pensar en la white cantera. Yo sí creo en Raúl Bravo. Pero les digo algo. Solari me ha ganado para la causa. Santiago Hernán nunca bajó la guardia en los entrenamientos, fue profesional hasta bostezando y nunca renegó de todo lo blanco. Es uno de los nuestros.

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