El Ferrari de Raúl se pone a 300

Raúl pondrá hoy su flamante Ferrari a 300. Una cifra que para la mayoría de futbolistas supondría un inolvidable techo estadístico, pero que para el segundo capitán del Real Madrid sólo es una escala técnica en su inagotable ascenso hacia la cima del fútbol de élite. Asumiendo que hasta que no haga algo grandioso con la Selección Española no ganará nunca el reconocimiento de la crítica periodística (Balón de Oro) ni el de los técnicos (FIFA World Player), Raúl Blanco Siempre ha lanzado un nuevo desafío que, en su caso, es total. "Quiero ganar un Mundial o una Eurocopa con España con un gol mío", confiesa un Raúl hipermotivado en esa búsqueda insaciable de récords que le permitirán inmortalizar su recuerdo en los libros sagrados de este Real Madrid que ya está diseñando los latidos de su Bicentenario.

Raúl es y será el Mesías de este club que lucha por reavivar sus aspiraciones y sus objetivos elevando cada año que pasa su nivel de exigencia. El Madrid es como Raúl, siempre quiere más y reniega de la expresión "trabajo hecho". Nada mejor que dejarse llevar por esa mirada rapaz de Raúl, la típica que anuncia tambores de guerra. El Ferrari blanco acabará liderando una gran victoria de España y algún día podrá retirarse a sus cuarteles con un porrón de títulos y trofeos en su particular vitrina. Pero Raúl ya posee el más grande de todos: el respeto eterno del madrismo.

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