Un niño de 50 años

Aunque su DNI diga que sólo tiene 21 añitos, la edad en la que los chavales sólo piensan en los videojuegos y en sus primeros escarceos amorosos en las filas traseras del cine del barrio, Casillas se comporta con la madurez y la entereza de un tipo de 50. En el Camp Nou se encontró con un clima propio de las batallas sangrientas de La colina de la hamburguesa, pero ni se inmutó. La imagen de una pelota de golf pasando por encima de su cabeza, reaccionando sin variar el rictus y pidiendo a la grada con un gesto que reinase la cordura, es ejemplarizante. Kahn sabe lo que es recibir el impacto de una pelota de golf en el rostro y comprendo que Iker le confesase ayer a Marco Ruiz que un día "va a pasar una desgracia".

Lo inaudito es que la grada del Camp Nou vomitase su odio hacia Figo desviando su atención también hacia Casillas, que jamás ha dicho una palabra despectiva ni irrespetuosa hacia la entidad azulgrana. Iker no se alteró por la lluvia de proyectiles (por cierto, Joan, ¿dónde estaban las redes protectoras de los Fondos?) y apaciguó con su actitud la ira desatada de los radicales de siempre. Eso le pasa a Chilavert o a Barthez y se lía fijo. Pero Iker respeta el estilo mesurado y ético de la casa. "Veteranos y noveles...".

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