La verdad: 0-0 y Roncero de portero

Todo se empezó a torcer cuando salí del ascensor de mi casa. Me encontré con Luis, el portero de la finca, y con una cara de cachondeíto indisimulado me dio estos buenos días: "¡Vaya goleada que le metieron las chicas! No entendía nada, y cansado de sentirme estúpido me fui al quiosco del barrio y me compré, como cada día, el AS.

Entendí todo tras leer este titular mientras me salían espumarajos por la boca: "La mujer de Ronaldo vapuleó a Roncero". Esta tribuna en forma de fe de erratas me permite gritar al mundo mi inocencia y proclamo que Milene no pudo marcarme un solo gol durante la guerra de sexos futbolísticos que mantuvimos mis amigos de El Tirachinas con el Rayo de féminas. Fui titular, contuve heróicamente los ataques de las niñas de Teresa Rivero y saqué tres manos que nos permitieron llegar al descanso con un esperanzador 0-0. Después, el pesado de Guijarro me pidió el relevo y él se tragó los tres chicharros de la derrota. Queda aclarado. Por cierto, hubiera sido un honor que la mujer de Ronaldo me hubiese metido un gol. Ni por esas.

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