Copa del Rey | S. S. de los Reyes 1 - Real Madrid 8

Reyes blancos

Portillo y Tote, que firmaron tres tantos cada uno, lideraron la mayor goleada a domicilio del Real Madrid en su historia.

Hay días que habría que enmarcarlos forever. Por mucho que las televisiones nos bombardeasen, como era lógico y éticamente obligatorio, con el aniversario del espeluznante atentado de las Torres Gemelas, el fútbol salió al rescate de ese pozo de escepticismo creciente en el que estamos todos metidos desde el maldito 11-S de 2001. Barça y Real Madrid hicieron feliz a la gente. Cada uno a su manera... Desde un pueblo de la Costa Blanca, Novelda, que prometo visitar este verano para pagarles a sus buenas gentes un par de rondas, se encendió la llama libertina de esa Copa del Rey que para el Barça de Louis (Van de c...) es de garrafón.

En otro pueblo de magnífica estampa, tradición taurina (sus encierros sanferminescos son espectaculares) y coquetísimo estadio, San Sebastián de los Reyes, el Real Madrid dejó claro que sin Ronaldo, Roberto Carlos, Zidane, Raúl, Hierro, Helguera, Makelele y Casillas (los cracks ausentes de la goleadora cita) sigue siendo un equipo sobradamente preparado, que es como un disco de alta calidad. Su música futbolística suena igual de bien en la cara A y en la B.

El San Sebastián de los Reyes es un equipito apañado de la Tercera División, que soñó despierto durante 20 minutos irreverentes y admirables en los que defendió su camiseta blanca como si los campeones de Europa morasen en el kilómetro 23 de la carretera de Burgos. El Madrid arrancó con la caraja, con Celades y Macca muy estáticos, y una defensa de niños que tardó en hacerse respetar. Así llegó el gol de Roa, un ex de la cantera atlética que se aprovechó de una acción desafortunada e ingenua de Pavón.

El 1-0 llegaba sólo un minuto después de que las radios escupiesen la debacle culé de Novelda, lo que les hizo ponerse pesados a los ilusos de turno. "Tomás, a fastidiarse, este es otro Toledo...". Ni me inmuté.

Me limité a esperar que Tote y Portillo, los lanzallamas que Del Bosque utilizará los días en los que Ronaldo, Raúl y Morientes no estén operativos, se convirtieran en dos carteristas del área dispuestos a saquear la portería de Carlos Tello. Tote le hizo un par de rotos antes del descanso, Portillo otro con una bicicleta a lo Ronaldo... Los listillos ya estaban telefoneando a la parienta pidiendo una cena ligerita y, a poder ser, que no hubiera que cumplir.

Con el partido agujereado como un queso situado en la puerta de una ratonera, Del Bosque se fue de marcha y en una noche loca colocó sobre la barra de esta seductora Copa a toda su artillería. Portillo y Tote incrementaron su cuenta hasta firmar dos hat-trick (‘Portigol’ ha enfilado la ruta de los cracks), Solari puso su cabeza reivindicativa (no se quiere ir al Inter en diciembre) y hasta Morientes colocó su sello de calidad, nada más salir, con un zurdazo desde fuera del área. ¡1-8!

Además, los entusiastas chavales del Donosti of the Kings se toparon con la voracidad de César, empeñado en meter manos, algunas muy meritorias, antes los legítimos intentos de Alberto, Blanco y Roa por intentar pasar a la posteridad con este currículum: "Yo le hice un gol al Real Madrid".

Esta vez no existe la presión de la final del Centenario ni gaitas. El Madrid no gana la Copa del Rey desde hace una década (Mestalla, 1993) y no renuncia a nada. Arrasa.

La virgen milagrosa de Tote

Jorge López Marco, conocido como Tote, tiene una Virgen de Santa Gema que le sirve de amuleto. Ayer se la dejó en el coche y pidió a un amigo que se la llevase para que en San Sebastián le diese suerte. Así fue. Un hat-trick y una actuación pletórica.

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