Una larga historia con final feliz

Lo que es la vida. Ronaldo derramó lágrimas de rabia y orgullo sobre el césped del estadio de Yokohama el pasado 30 de junio al lograr la Copa del Mundo. Ahora Ronie podría retornar a Yokohama y al mismo escenario para levantar otro trofeo, la Copa Intercontinental... cambiando la camiseta canarinha por la del Real Madrid. Todo empezó el 30 de junio. Ronaldo no olvidaba que Cúper le había hecho la vida imposible hasta aconsejarle a Scolari que no le llevase al Mundial y, además, sabía que Moratti le había ofrecido a los grandes clubes de Europa por un precio de ganga: 18 millones de euros. Los agentes de Ronaldo se pasaron todo el mes de julio programando la estrategia a seguir para convencer a Moratti de que lo mejor era dejarle volar... al Real Madrid. Por eso sólo sorprendió a medias que el 2 de agosto José Ramón de la Morena adelantase en la SER que Ronaldo quería irse del Inter y que Martins estaba reunido con Valdano en Madrid para sondear hasta dónde podía llegar Florentino en la puja por llevarse a la estrella carioca. Cinco días después, Ronaldo aparecía en Milán. Moratti no quiso ni recibirle, y los agentes del jugador se dedicaron a cerrar el acuerdo contractual con el Madrid a la espera de que Florentino y Moratti se viesen en alta mar. El esperado encuentro aconteció el jueves 22 de agosto cerca de la playa de Formentera y a bordo del Pitina II, que sirvió para poner el ‘toro en suerte’. Un día después, las conversaciones telefónicas entre Valdano y Moretti retrasaron una semana el acuerdo porque el Madrid no quería ceder a un chantaje basado en una exigencia de 80 millones de euros tras una intromisión interesada del Barcelona.

Sin embargo, Florentino esperó su presencia en Mónaco aprovechando la final de la Supercopa para acelerar los contactos con Moretti y cerrar el traspaso.