Primera | Real Madrid

En su colegio no había campo de fútbol

Javier García Portillo nació en Aranjuez el 30 de marzo de 1982. No era cualquier día. En esa fecha aparentemente insignificante, Vujadin Boskov se despedía entre lágrimas tras decidir Luis de Carlos destituirlo como entrenador del Real Madrid. El entrañable técnico serbio se abrazaba a Luis Molowny, el auténtico Del Bosque de la época, y el equipo de los García (todavía con la herida reciente de la final perdida ante el Liverpool) se concentraba para afrontar ante la Real Sociedad de Arconada y Zamora un partido perruno de semifinales de Copa. Juanito, como no, marcó en el último minuto el gol que dio pie a la prórroga, los penaltis y el pase a la final.

Ese espíritu ganador y rebelde de Juanito es el que ha heredado Portillo. Desde pequeño sólo sabe que siempre "quería ser delantero; nunca probé en otro sitio porque sólo me gustaba meter goles". Pero su aprendizaje no fue sencillo. El siempre jugaba en el campo de fútbol-sala del Colegio San Isidro, con superficie de cemento y dimensiones alejadas del fútbol de verdad. No había otro en el colegio...

Portillo ni siquiera quiso probar en las esplanadas de tierra existentes en las preciosas plazas que hay en el centro histórico de Aranjuez, junto al Palacio Real y la Casita del Príncipe. "Yo no jugué en un campo grande hasta que con 10 años y tras verme en un Trofeo Príncipe de Asturias, Del Bosque me llamó para que probase en la Ciudad Deportiva". Buen ojo, Vicente. Algún día valoraremos el alcance de tu hallazgo.

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