Los JASP del Bernabéu

Cuando uno empezó a echar los dientes de segunda generación, los buenos, descubrió una España que todavía ensalzaba la figura del deportista analfabeto que era incapaz de hilar tres palabras con sentido. Era la España en la que se encumbraba a los boxeadores que habían salido del arroyo o a los futbolistas que gracias a la pelotita habían sacado del hambre a su familia. Lo de estudiar era una mariconada propia de esos pijos que jugaban al baloncesto o al voleibol. ¡Qué niñatos!

Afortunadamente, este país creció económicamente, el ciudadano medio empezó a tener dinero para pagar la formación intelectual de sus hijos y los prejuicios contra los universitarios desaparecieron por completo. Irrumpió la Quinta del Buitre y el salto de calidad fue definitivo. Que Butragueño o Sanchís demostrasen que se puede hacer la carrera de Empresariales compaginándola con las carreras por la verde pradera del Bernabéu fue un ejemplo magnífico para la sociedad y una lección para los involucionistas.

Por eso aplaudo con vehemencia la iniciativa adoptada por la Fundación del Real Madrid. Ser grande no consiste sólo en ganar la Copa de Europa. El respeto se gana fabricando JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) que se motiven tanto marcando un gol en la Ciudad Deportiva como estudiando la Teoría de la Relatividad de Einstein. Di Stéfano, que jamás habla en balde, deja una perla que resume el espíritu de la iniciativa: "Lo primero son los estudios, los libros no muerden". Sabio consejo.

Lo más visto

Más noticias