Geremi, Rosa y Zidane

Menudo fin de semana que llevo. El sábado caí en la trampa de reengancharme a la fiebre de Eurovisión confiado en ver a la big Rosa conquistar Europa igual que hizo el Madrid de la Novena hace 11 días. Pobre diablo. Creer que Rosa se iba a ir de rositas tras el esperpento de Tallin no es propio de nuestro país, que ha aprendido a crecer y a hacerse respetar, entre otras cosas, por las conquistas logradas por el Madrid en esa Europa que se rinde ante sus excelencias, ya sea en los 50, en la recta final del siglo XX o en el arranque del XXI. La culpa fue de Bustamante. Es como querer ganar la Copa de Europa con el Madrid de los García. Eso sí. Francia, Suiza y Bélgica nos dieron la votación máxima. Es el efecto Zidane. Tú sí que sabes.

Intenté recuperarme en la mañana de ayer con el baloncesto. Real Madrid-Estudiantes. Quinto asalto. No va más. Y lo de siempre. Batacazo, los dementes exultantes (con razón) y el Madrid que suma dos años en blanco. Cero títulos de seis intentos. Scariolo y Valdano deben meditar. La sección de baloncesto más laureada de la historia no puede arrastrarse así. Por la tarde recuperé la sonrisa. Eurosport ofreció el amistoso Camerún-Inglaterra. Geremi, mi adorado Geremi, marcó un golazo de falta que hubiesen firmado Zizou o Roberto Carlos. Los ingleses lo quieren. Jorge, pide 3.000. Los vale.

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