Olise salva un bochorno francés

Un jugador que debió ir a la Eurocopa, por el que pagó 60 millones de euros el Bayern, con una calidad diferencial, Michael Olise, lideró a una espesa Francia, otro día más, frente a Guinea, en la victoria por la mínima de los de Henry, 1-0, gracias a un solitario tanto de Sildillia. El centro fue fabricado por el extremo, que volvió a sacar las castañas a un equipo que va a trompicones y que ha cosechado mejores resultados que sensaciones hasta ahora en los Juegos Olímpicos. La victoria prácticamente sella su pase a los cuartos de final, a expensas de la última jornada, en la que se enfrentará a Nueva Zelanda.

La Francia de Thierry Henry sigue siendo un equipo en construcción, pero su gran problema es que no tiene tiempo, porque el Oro es casi un objetivo prioritario en la expedición olímpica. Frente a Guinea, como ante Estados Unidos en el debut, las sensaciones fueron idénticas, concitando muchas dudas en defensa y sin un patrón de juego definido para poner en problemas a un equipo que salió sin tapujos y a ganar el partido, obligado después de su debut.

Entre tantas dudas y entre tan pocas ideas, Olise, recién fichado por el Bayern, fue un oasis en el desierto. Generó varias llegadas de peligro, entre ellas un mano a mano de Mateta, errado por el delantero, pero su calidad no fue acompañada por ningún compañero, ni siquiera Lacazette, en el primer acto.

Guinea, bajo una marea de hinchas arengando, se fue creyendo poco a poco que podía ponerle en apuros a Francia. Naby Keita, de hecho, adelantó a los africanos, pero estaba en fuera de juego, revisado por el VAR durante una eternidad. Y, después, al filo del descanso, Touré volvió a marcar, pero, como su compañero, se encontraba en fuera de juego también. Henry, como Deschamps en tantas ocasiones en situaciones límite, casi sin saber cómo, volvía a salir airoso.

Guinea perdonó y Francia olió la sangre, porque a esta selección, con tantas individualidades, no puedes dejarla viva en ningún momento. ‘El Equipo Elefante’ perdonó, por medio de Baldé, el 0-1 y, en ese preciso momento, con una selección francesa al borde del abismo, el físico le fue menguando.

Apareció, entonces, Olise, un jugador con un talento extraordinario para producir y que debería haber sido convocado para la Eurocopa. Gracias a su talentosa zurda, infatigable, Sildillia, lateral derecho, remató de cabeza un centro lateral que salió de su bota con la precisión de un sastre. Francia se liberó, otra vez salvada por una individualidad y amarró la victoria por la mínima hasta el final. En cuartos, podría haber un duelo ante Argentina. Casi nada.

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