PARIS 2024 | BALONCESTO

La final que soñó París

Francia y Estados Unidos repiten en Bercy final olímpica. Wembanyama y su lugarteniente Yabusele, contra los legendarios Curry, LeBron y Kevin Durant. El morbo lo pone Embiid.

YOAN VALATEFE

Si a Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024, le hubiesen preguntado qué final de baloncesto deseaba cuando la capital francesa fue escogida en julio de 2017, no hubiese tenido dudas. Los Juegos tendrán la final que soñaban. Incluso mejorada, porque seguramente hace siete años nadie podía calcular hasta dónde podía llegar el fenómeno Victor Wembanyama, el Alien francés, que con 20 años jugará este domingo (21:30 horas) su primera final olímpica contra otro grupo de extraterrestres que, por un momento, parecieron humanos, demasiado humanos, en la semifinal contra Serbia. Pero que, finalmente, se montaron en sus naves espaciales y, con los 36 puntos de Stephen Curry y la aparición estelar de LeBron y Durant en los últimos minutos, regresaron sanos y salvos a su inalcanzable planeta.

El Bercy Arena, convertido en una caldera en los partidos de Francia contra Canadá y Alemania, confía en una final memorable, legendaria. “Poseídos”, titulaba este viernes L’Equipe. La única manera posible de explicar esa conexión entre afición y equipo que, al contrario de lo que es habitual, empezó por los jugadores. Nadie daba un duro por Francia cuando llegó a París. En el partido contra Japón, un triple agónico de Strazel, con adicional incluido, le había salvado de una posible eliminación. Alemania le había humillado en el último partido de la fase de grupos. Nadie sabe muy bien qué pasó en el trayecto Lille-París, pero el equipo ha experimentado una transformación brutal. Cordinier, Lessort y Yabusele han ganado peso en el equipo; Gobert, más allá de un problema en una de sus manos, no juega un rol protagonista; y Batum y Fournier han asumido su responsabilidad de capitanes. Después de su bronca pública con Collet, Fournier y el seleccionador terminaron fundidos en un abrazo después de la semifinal…

Vincent Collet, un personaje interesante. Discutido, de acuerdo. Visto desde fuera como un parche, de acuerdo. Pero con el siguiente palmarés a la espera de conocer el resultado final de este sábado. Medalla olímpica (oro o plata) en París 2024. Plata en Tokio. Campeón del Eurobasket en 2013, subcampeón en los de 2011 y 2022 y tercero en 2015; y dos veces bronce mundial en 2014 y 2019. Seguramente por eso las cosas haya que conocerlas mejor por dentro y pocos especialistas en baloncesto en Francia pusieran en duda su cargo después del desastre de Yakarta el año pasado.

Francia, por supuesto, ha perdido todo el factor sorpresa. Estados Unidos caminó por la cornisa el jueves y es difícil pensar que vuelva a confiarse, especialmente su Big Three, que demostró su condición de triángulo legendario contra Serbia. Igual que su primera parte resultó inaceptable, su carga final, con las leyendas tirando del carro, resultó muy emotiva. Tan cerca de ellos, puede sentirse la magia especial que los viste. Genios con una pelota de baloncesto en las manos. Curry recordó al de sus noches mágicas en las finales con los Warriors. En la última carrera de LeBron para poner por delante a Estados Unidos (91-89), no parecía haber pasado el tiempo para aquel chico de Akron que, hace 16 años, embestía argentinos y españoles en las semifinales y la final de los Juegos de 2008. Y luego están las pulsaciones privilegiadas de Kevin Durant, la frialdad y el pulso. No fallan cuando no tienen que fallar. KD puede convertirse este sábado en el primer hombre en ganar cuatro oros olímpicos en baloncesto.

Y luego hay una historia que viajará paralela durante la final. La afición francesa no ha perdonado durante todo el torneo a Joel Embiid por elegir Estados Unidos para la cita olímpica. Tal vez esos mismos que le pitan, ni siquiera son conscientes de que su inclusión en el equipo de Collet no era demasiado celebrada por las vacas sagradas del vestuario. Después de reunirse con Grant Hill en Fort Collins, Colorado, en octubre del año pasado, Embiid anunció su intención de vestir la camiseta del Dream Team en los Juegos de París. Pese a estar demasiado pendiente de la grada, su grandeza como jugador es indiscutible. En la semifinal, castigó a Jokic con 16 puntos y metió un mate de película. ‘The Process’ es la guinda de una final en las antípodas de la de hace cuatro años en Tokio. Entonces, sólo un grupo privilegiado de voluntarios y periodistas tuvieron acceso a aquel partido. Hoy, Francia y Estados Unidos desatarán las pasiones de 20.000 espectadores y seguirán celebrando los Juegos de la gente.

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