PARÍS 2024 | BOXEO

Khelif hace suyo Roland Garros

La argelina, que inunda de compatriotas la meca del tenis, supera por decisión unánime a la tailandesa Suwannapheng y accede a la final.

París

Con la rabia acumulada por sentir que se está siendo injusto con ella, con muchos sentimientos acumulados por estar en boca de todo el mundo a todas horas, este martes, Imane Khelif accedió a la final (-66 kg) de los Juegos Olímpicos de París tras superar a la tailandesa Janjaem Suwannapheng, una rival mucho más dura que las anteriores, por decisión unánime y con un gran apoyo desde las gradas. En el aterrizaje del boxeo a Roland Garros, la meca del tenis se volvió argelina, con miles de compatriotas apoyando a su púgil. “Todo el pueblo árabe me conoce. Durante hace años, boxeé en competiciones de federaciones internacionales, pero ahora son injustos conmigo”, dijo Khelif tras acceder a semifinales. Y su pueblo respondió.

Desde primera hora de la tarde, las banderas argelinas lucieron en los aledaños del Bosque de Bolonia, que ya será la sede del boxeo para lo que le resta de Juegos. Una vez empezó el combate, se hicieron notar. Suwannapheng, pese a la presencia de tailandeses en las gradas, aunque no lo suficientemente ruidosos, fue recibida con abucheos. Khelif, por su parte, salió lanzada por la energía que los suyos le brindaron con una atronadora ovación. De esta forma, y dándole continuidad a la batalla que ya estaba ganada arriba, se llevaba un primer asalto competido, duro, pero en el que su superioridad (todo 10 para ella y todo 9 para la rival) se terminó imponiendo.

Las gradas de Roland Garros, repletas de argelinos apoyando a Khelif. MOHD RASFANAFP

La historia se repitió en el segundo round, en el que el baremo de los jueces fue exactamente el mismo. En el tercero, contra una Suwannapheng obligada a buscar la heroica, en medio de cánticos argelinos, se tuvo que exprimir. Encajó varios rectos muy duros y tuvo que recurrir al abrazo en un par de ocasiones, pero, finalmente, terminó levantando su dedo, ya en el aire antes de conocer la decisión final de los jueces, una vez más. Tras ello, y en medio de una fiesta generalizada en Roland Garros, celebró de forma eufórica, saltando y apuntando al público, a los suyos, en contraste con las lágrimas del día anterior, cuando explotó después de tanto silencio desde que estallara la polémica.

El origen de todo se sitúa en la descalificación tanto de Khelif como de Lin Yu-Ting (-57 kg), que combate este miércoles en sus semifinales (21:30), de los Mundiales del año pasado por “tener ventajas competitivas sobre otras competidoras femeninas”. Según apuntan varios medios, porque los informes oficiales nunca se han visto, la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) basó su decisión en unos niveles muy altos de testosterona y la presencia de los cromosomas ‘masculinos’ XY en ambas púgiles (aunque con órganos reproductores femeninos, lo que se conoce como intersexualidad). “Mi hija es una niña, fue criada como una niña. Es una niña fuerte, la eduqué para que trabajase y fuese valiente”, defendía este lunes el padre de Khelif, Omar. El Comité Olímpico Internacional siempre ha estado de su lado. Ella, mientras, avanza hacia su oro.

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