PARÍS 2024 | PIRAGÜISMO

¡Dos bronces en 20 minutos!

El C2 de los debutantes Joan Antoni Moreno y Diego Domínguez, tercero en C2 500. Como el K4 500 de Arévalo, Cooper, Germade y Craviotto, que logra su sexta medalla.

París

Cling, cling. En veinte minutos frenéticos, los que transcurrieron entre las 13:30 y las 13:50 en el canal de Vaires-sur-Maine, España metió en el saco dos medallas más para elevarse hasta las 13 en los Juegos. Por este orden: bronce en el C2 500 de los debutantes y sorprendentes Joan Antoni Moreno y Diego Domínguez y otro del K4 masculino de Saúl Craviotto, el mejor deportista español de la historia olímpica con seis medallas ya. Entre medias, el K4 500 femenino de la incombustible Teresa Portela fue sexto. El piragüismo, infalible desde Atenas 2004 donde explotó David Cal, se sitúa ya con 23 medallas como deporte más laureado, superando las 22 de la vela.

Moreno (24 años, Pollensa) y Domínguez (21, Madrid) llegaron a París con el descaro de su juventud y la seguridad de haber dejado fuera en los selectivos nacionales nada más y nada menos que a Tano García y Pablo Martínez, campeones del mundo de C2 500. El piragüismo español tiene tanto nivel que devora a sus estrellas. En semifinales, comprobaron que el metal estaría caro, accediendo cuartos, pero comprobando que no estaban lejos, a medio segundo, de los que se iban a jugar las medallas. Después, fueron hincando su pala detrás del sueño que se materializó en mayo con su clasificación. En los 250 metros iban cuartos, pese a su gran salida. Pero querían culminar su año épico. Con el ácido láctico inundándolo todo y con los chinos Hao Liu y Bowen Ji inalcanzables (1:39.48), lanzaron la canoa y llegó la angustia. Italia era segunda 1:41.08 y la foto finish les daba el bronce (1:41.18) por delante de los rusos Petrov y Korovashkov.

Una remontada, “con ADN madridista”, bromeó Domínguez mientras Moreno aún resoplaba: “La pantalla nos colocó cuartos y fue un bajón. Pero luego le pico para arriba ha sido más fuerte”. En la semifinal, jugaron para entrar cuartos y salir a por las medallas por la calle uno. “Había viento cruzado y pensábamos que nos iba a favorecer”, una apuesta de riesgo que salió bien.

Joan Antoni Moreno (delante) y Diego Domínguez, exultantes tras conocer que eran bronce.JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Enseguida, se puso en marcha el K4 500 de Teresa Portela. Una embarcación montada alrededor de la gallega (42 años y séptimos Juegos), que fue plata en el K1 200 en Tokio. Desapareció esa modalidad y la Federación llevó a la emprendedora asturiana Sara Ouzande (27 años), a la psicóloga extremeña Estefanía Fernández (28) y a la biomédica gallega Carolina García (24) al embalse de Verducido, en Pontevedra, para montar un K4 que ya fue bronce mundial el año pasado. En el día D salieron como un tiro, segundas, pero la imbatible Lisa Carrington puso el turbo de Nueva Zelanda (1:32.20) y Alemania (1:32.62) y Hungría (1:32.93) siguieron su estela. Las españolas, que veían la cabeza lejos, terminaron sextas (1:34.51).

Quedaba el plato más fuerte, el del K4 galáctico de Saúl Craviotto, Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade. Los cuatro llevaban rumiando una venganza tres años. Los que han transcurrido entre la final de Tokio y la de París. Allí, les ganaron los alemanes. Unas máquinas (Max Rendschmidt, Max Lemke, Jacob Schopf y Tom Liebscher-Lucz) que sumaban seis oros olímpicos y una plata dentro del kayak. Los españoles no se quedaban cojos: tres oros, cuatro platas y un bronce. Un duelo de turbinas humanas impulsando bólidos de 11 metros que llegan a alcanzar los 28 km/h, en un equilibro inestable.

Antes de salir, en el hangar de España se desató una pequeña crisis. En la semifinal habían sido terceros, tras Australia y Serbia. “Casi nos dan para el pelo”, contó luego Craviotto. “Nos dijimos que esto no había acabado. Y teníamos dos horas por delante. El deporte es una lucha contra la cabeza y puedes entrar en un bucle, así que nos lanzamos mensajes de ánimo entre todos. Y salió”, recordaba luego.

Tras una salida nula que provocó más tensión, Saúl encendió el motor y con un despegue tremendo se colocaron primeros. Y a los 250 metros llegaron en punta. Pero había que sostener la velocidad ante el impulso de los alemanes... fueron cayendo e intentaron meter un cambio más. Pero no lo lograron. Alemania revalidaba su oro (1:19.80) y Australia (1:19.84) cazaba a los españoles, que terminaban en tercera posición (1:20.05). Con Craviotto entrando en la eternidad como el deportista español con más medallas, seis: dos oros, dos platas y dos bronces. Con Cooper, el abanderado, completando colores (oro, plata y bronce). Con otra demostración de orgullo que esta vez fue de bronce, pero que no les baja del podio. Iban a por más, pero no fallaron.

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