Villalibre no tiene piedad

Villalibre no entiende de nostalgias, no hay amores pasados que resuenen en su cabeza cuando trata de encarar la portería rival. Pisa la hierba de San Mamés sin compasión para el de enfrente. Un doblete del Búfalo sentenció al Alavés en octavos de la Copa. El equipo que le abrió los brazos el año pasado y le señaló como héroe del ascenso caló muy hondo en su corazón. Pero no tuvo problema de ejercer de verdugo. Es curioso, lleva una travesía descomunal en el torneo del KO, con tres dobletes, y no ha celebrado ninguno. Argumenta tener motivos sobrados. Ante el Cayón adujo motivos familiares, ante el Eibar aludió a que fueron goles con poco mérito frente a un equipo vasco y en esta ocasión era obvio que se trataba de un rival que forma parte de su pasado más glorioso. El último león que hizo 6 goles en una edición de Copa fue Luke en la temporada 1991-92. Desde Saviola en 2007 con el Barça nadie había encadenado tres parejitas de dianas. El torneo del KO es sinónimo de goles a pares en el bando rojiblanco, pues antes de toda esa carrera triunfal del barbudo delantero, Adu Ares puso la firma en el 1-2 ante el Rubí en la primera eliminatoria.

En 24 eliminatorias a partido único despachadas siempre con el mismo desenlace, pueden caber una o varias gemelas. Las dos últimas del Athletic, donde todo va rodado, han sido así. Una ocasión ante el Eibar que desbarató al poco de comenzar Agirrezabala con la manopla lanzándose como un gato ante Bautista... y nueve días más tarde una acción hermana con Hagi frente al Alavés. Y después, el huracán rojiblanco. Una furia de once combatientes camino de la siguiente ronda. Aprovechó sus buenos momentos el cuadro de Valverde para golpear con contundencia al Glorioso y contó con un portero radiante en un tramo con ciertos apuros.

García Plaza arrancó con un 4-4-2, poniendo dos líneas muy juntas en 20 metros y el juego directo para la carrera de Giuliano y Samu. Al principio eso es lo que buscaron, pero luego se estrellaron intentado jugar al toque y saltando líneas poco a poco. Mientras, el Athletic leía perfectamente ese planteamiento y lo destrozaba para encarrilar el paso hacia los cuartos con su presión alta, disparando a Lekue y De Marcos muy arriba y con Muniain por dentro para encarrilar. Sancet empezó a encontrar huecos en esa muralla, primero cayendo a banda derecha y después con su mirilla mágica para encontrar ese medio metro de hueco entre pivote y central. Un centro suyo encontró a Villalibre, que maniobró con cierta dificultad ante Tenaglia, pero logró arreglar la bola de forma clara para pegar un zurdazo espectacular. Sivera falló de forma clamorosa, tal vez porque veía como todos que con tan poco ángulo no podría sacar petróleo el Bufalo. Rodilla en tierra, se comió el chutazo.

El Athletic se hizo el dueño y señor absoluto del encuentro a partir del 1-0, que desató el malestar general del Alavés, muy afectado por ese mazazo. Sancet seguía encontrando la espalda a los rivales para recibir y girarse. Filtró otro esférico con sus trucos para Berenguer en el 38′ y el disparo de este se quedó milagrosamente entre las piernas de Sivera en su salida. El Glorioso fue a menos, de poco a nada. Los dos puntas Giuliano y Samu ni la olían, así que la profundidad era nula.

El equipo de Valverde se veía de forma rutinaria en el bombo del viernes y desatendió sus obligaciones defensivas. El Alavés, por el contrario, se lanzó a por todas porque no tenía nada que perder. Samu tuvo el empare a pase de Parada, pero el balón lo atenazó con las piernas Agirrezabala. Al melillense le sigue fallando el estoque. Poco después le disparó Giuliano desde el punto de penalti y el meta opositó a héroe con otra gran parada. La presión del Alavés empezó a surtir efecto, porque se dejaba de tonterías y jugaba directo y con chispa. Simeone se descolgó un poco para dejar arriba a Samu como referencia y permitiendo que Hagi se metiera por dentro.

El Athletic supo soportar ese apuro y sacó el martillo posteriormente para acabar con la incertidumbre. Prados se soltó un partido espectacular, vaya mediocentro. De Marcos rompió por la derecha, ganó la línea de fondo y ofreció un gran centro para que cabeceara Villalibre en el 2-0 a la hora de juego. Ahí se entregó el Alavés, quizá demasiado pronto. García Plaza empezó a pensar más en el viernes, en la cita crucial por la permanencia ante el Cádiz, por eso sacó a dos centrales nuevos en un momento en el que teóricamente debía pensar en la remontada. También hizo debutar a De León. El idilio de Villalibre con la Copa está ahí. Además de ser el Pichichi en la presente edición, suma 9 dianas en 19 compromisos, dentro de las 20 totales como león. Mientras sus compañeros empezaban la celebración con la Grada de Animación a la conclusión del derbi, él se fue a la esquina de la afición albiazul a dispensarle un sincero aplauso. Mucho cariño. Pero poca piedad. Un Búfalo sin clemencia.

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