Un Benfica sobre la cuerda floja

El ambiente está muy tenso en Da Luz. El domingo perdieron por un doloroso 5-0 del Oporto, lo que provocó que la afición recibiese a Roger Schmidt con silbidos. El técnico alemán (con contrato hasta 2026, por lo que un despido supondría una inabarcable indemnización de casi 20 millones de euros) decidió retocar el once dando entrada a Florentino en el centro del campo por Kökçu y dejando en el banquillo a João Mário. El equipo, consciente del enfado de su afición, salió sobrexcitado. Con más actitud que capacidad.

Los locales querían dar una buena imagen, pero Fábio Silva fue el villano de la película. El joven portugués, ex del Oporto (con un pequeño paso por la cantera del Benfica) encontró un gran pase a Diomandé y este centró a Lawrence, que remató solo cuando Dessers arrastró a los centrales al primer palo. Una jugada de manual que no pudo evitar un equipo que está empezando a ver la palabra “crisis” en los titulares de sus crónicas. Reaccionó el Benfica a través de Neres y Di María, pero Butland estuvo espectacular en la portería escocesa.

El árbitro, en una decisión un tanto comprometida, señaló penalti de Souttar, que intentó despejar un córner de cabeza y el balón le fue a su propia mano. Di María no perdonó desde los once metros, pero tampoco lo hizo solo un par de minutos después Sterling, quien aprovechó otro jugadón de Fábio Silva. Poco duró la alegría en un Da Luz que estaba lejos de presentar su mejor entrada en las gradas.

Se repartieron los golpes nada más comenzar la segunda mitad. Una contra que perdona Di María, un gran disparo de Fábio Silva bien molestado por Bah... pero nadie encontraba la manera de batir a dos grandes porteros como Butler y Trubin. Momento para destacar el partido de João Neves quien, a sus 19 años, muestra una calidad y una solvencia con el balón que valen muchos millones. Y entonces, el Benfica se encontró el empate. Di María centró al área una falta con un balón demasiado pasado, pero Goldson se metió el gol en su propia meta. Poco más ocurrió, además de algunos duelos individuales pasados de intensidad. Un empate a dos que no convence a nadie en Portugal. Y quizá tampoco en Escocia, conscientes de que podrían haberse vuelto del sur de Europa con ventaja.