“Suiza es como un puerto; se nutre de su entorno”

Guillermo Abascal pertenece al Basilea desde la temporada pasada. Habló con AS de Suiza y de su pasado en La Masia: “El vocabulario allí es distinto”.

MIGUEL MORENATTIDIARIO AS

Guillermo Abascal (13-4-1989, Sevilla) pertenece desde la temporada pasada al histórico Basilea. Dirigió de manera interina al primer equipo y la próxima temporada entrenará al Sub-21. No es su primera experiencia allí, ya pasó por el Chiasso y el Lugano. Charló un rato con AS del fútbol en Suiza y de su carrera, marcada por su paso por La Masia.

Luego vamos a Suiza, pero antes: usted es, por así decirlo, ‘hijo’ de La Masia.

De eso ya han pasado 20 años. Fue en 2002 y para mí fue una experiencia futbolística y de vida. Aprendí a buscarme la vida, pero en Barcelona encuentras una familia y se aprenden valores. Me dio un aprendizaje importante para afrontar otros retos. Futbolísticamente me dio muchos conocimientos que digerí y sobre los que, cuando estuve a fuera, reflexioné. Por la manera en la que siento el fútbol, me marcó.

¿Cómo acabó usted en Barcelona?

Llegué por la Danone Nations Cup. No jugaba en ningún equipo de Sevilla y me llamó el histórico Mani, que era el ojeador de toda la vida del Barça en Andalucía. Jugué dos partidos, metí siete goles y dijo: “al niño me lo llevo al Barça”. Seis o siete meses después, hice la prueba, entrené un lunes y un martes y el miércoles firmé el contrato.

¿Quién estaba entonces en la cantera?

Teníamos un buen equipo. El entrenador, Rodolfo Borrell, que ahora es ayudante de Guardiola, decía que no, pero Jordi Alba ha llegado, Víctor Ruiz ha llegado... Giovani Dos Santos, Bojan, Fran Mérida, Iago Falqué, Rubén Miño... Entre Primera y Segunda ha estado casi todo el once...

¿Qué técnicos tuvo?

Pues además de Rodolfo Borrell, Sergio Lobera y Joan Salvá. Yo estuve justamente en el periodo de cambio de Gaspart con Laporta, el de la llegada de Ronaldinho.

Se retiró muy pronto, no jugó más con 18 años. ¿Qué pasó, una lesión grave?

No hubo lesiones. Cuando sales del Barça hay un choque de culturas con todo lo que te encuentras y a nivel futbolístico cambia todo. El vocabulario del fútbol no es el mismo y yo llegué a un Sevilla en el que había talento natural de los jugadores, pero era el Sevilla de la casta y el coraje, de pelear, ser aguerrido. Y yo venía de lo contrario, me desencanté. No tenía ganas de seguir jugando. Iba al entrenamiento y era un sufrimiento total. Y en ese periodo me encontré con entrenadores a los que les hacía preguntas y no tenían respuestas. O yo tenía más respuestas que ellos. Mi padre se cabreaba conmigo porque bajaba al centro del campo y me pasaba el partido casi más hablando que jugando. Me desencanté con ir a entrenar y no me motivaba jugar. Pero sí sabía que el fútbol era mi pasión.

Se dice que hay gente que sólo puede jugar en el Barça, que no puede jugar en otro lado. ¿Usted se siente una víctima de La Masia?

Claro. Yo digo que el Barça te da, pero muchas veces te da más de lo que uno espera; y tienes que aprovechar lo que el Barça te da para extrapolarlo al club donde vayas sabiendo que donde estés no será el Barça, no estarás en el mismo contexto. He hablado muchas veces con Iago, que se fue a Italia; y a ellos les costó mucho la adaptación. También a Fran Mérida. Es una parte del proceso y, si no te adaptas rápido, se come.

Así que deja de jugar y se pone a estudiar.

INEF. Llevaba toda la vida ligado al deporte y creí que era lo que más se me adaptaba. Yo había estado dos años sin jugar y sin tocar un balón, ni para jugar con los colegas a fútbol sala. En Barcelona a mí no me había faltado de nada en cuestión de formación. Nos aportó mucho. Y me fui de Erasmus..., a Portugal.

Tampoco es que esté muy lejos.

Y a Faro (risas). A una hora y media de casa. Tiene su explicación Yo tenía la especialidad acuática y, en vez de hacer tenis, paddle o karate, pues hacía vela, kayak y windsurf. Allí hicimos un equipo Erasmus de españoles y nos apuntamos con todas las universidades. Yo hice de entrenador-jugador y salió bien. Me di cuenta que comunicaba bien y que los chavales me entendían a mí. Ganamos ese torneo y cuando volví hice la inscripción para el nivel 1 de entrenador y prácticas en el Sevilla. Allí estuve cinco años y medio.

Y de ahí salta al Chiasso. ¿Quién se lo lleva a Suiza?

La cantera del Sevilla no te daba para vivir entonces. Eso queda al alcance de pocos clubes, así que nos juntamos una serie de entrenadores del Sevilla y algunos del Betis y montamos una academia de tecnificación. Y en esa academia de tecnificación, un intermediario que traía jugadores de Italia tenía relación con el Chiasso. Me preguntó si me interesaba y firmé. De ahí fui a Lugano. Lo había hecho bien en Chiasso con poco presupuesto y nos fue muy bien.

¿Cómo es el fútbol en Suiza por lo que ha visto en Chiasso, Lugano y Basilea?

Suiza es como un puerto. Ellos tiene su producto nacional que llevan muy bien porque tienen academias, buenas estructuras y centros deportivos, dividen los equipos en cantones y los equipos invierten. Y tienen influencia porque entre serbios, kosovares, croatas y albaneses, pues tienen jugadores que han nacido allí pero que llevan dentro las características del jugador balcánico. Digo que es un puerto porque se nutre de jugadores del entorno.

¿Es un país frío para el fútbol?

Hay un sentimiento de país, el suizo es muy suizo. Pero es verdad que en el fútbol,yo he tenido la suerte de estar en Basilea y creo que Basilea es lo menos suizo. Es un gran club, con una gran afición y te lleva a un ambiente más inglés y español. Pero su deporte rey es el hockey hielo, es impresionante. En Lugano venían 2.000 personas al fútbol y al hockey iban 8.000 en una ciudad de 50.000 habitantes. Ahora se han desplazado 8.000 personas... No es el deporte rey pero el Basilea es el rey.

¿Cuántos jugadores tiene usted ahora del Basilea en la Selección?

Pues Fabian Frei. Otro que tuve en Lugano es Mattia Bottani. Un típico jugador con mucho talento, mediapunta rápdo y técnico. Tiene 31 años, es la primera vez que lo llaman. Ha hecho un gran papel con el Lugano, se llevó la Copa.

Aparte de los jugadores que se conocen de toda la vida como Ricardo Rodríguez, Xhaka, Shaqiri, ¿a quién destacaría?

Ya lo dije cuando tenía 18 años que es Rubén Vargas. Ya está en la Bundesliga y es una realidad pero va a dar un siguiente paso. Es un extremo de jugar en las dos bandas, que desequilibra constantemente, va al espacio. Luego están Zakaria y Embolo, que ya se han confirmado. Lotomba no lo ha confirmado tanto pero ahora está en el Niza y es un jugador interesante que puede jugar de lateral y carrilero. Pero creo que es una selección que ha hecho las cosas bien porque el núcleo de siempre está llegando al final y los jóvenes están dando el relevo.

¿Se cuida bien la base?

Tienen un método, sí pero diferente al español. Es un método centralizado por la federación suiza. Los jugadores crecen allí, dentro del sistema de la federación porque casi todos los clubes no tienen cantera. Yo he tenido jugadores jóvenes que cada tres meses tienen test físicos con la federación. Ellos se encargan de llevarles un plan personal y en los clubes que no tienen sub-15, sub-17 o sub-18, toda la formación es de la federación nacional.

¿Cómo está visto el entrenador español en Suiza, especialmente en su caso que no es mediático aún?

Tengo dos experiencias, La mía y la de la gente que estuvo con Paulo Sousa. Al final Paulo Sousa fue el último que hizo doblete en Basilea y se fue. El suizo es muy suizo y es también alemán. Para ellos es muy importante el idioma. Es parte del proceso. El entrenador español está bien visto, yo he tenido buen feeling con el club, pero al nivel de medios ellos necesitan transmitir en su lengua. Yo hablo italiano, que es uno de sus idiomas, pero tengo que dar la rueda de prensa en inglés porque los periodistas no controlan el italiano. Es un límite que yo respeto porque es su manera de comunicarse. Hay entrenadores que llevan sus traductores. Pero yo decidí comunicar, hablar yo. Hay dos barreras. La comunicación con los jugadores, que yo no he tenido problema, y la de los medios.

¿Cuál es su plan de carrera?

Tengo dos años más de contrato con el Basilea. El otro día me lo preguntaron. Yo quiero tener tiempo porque cuando cogí al Lugano, lo hice en los últimos ocho partidos. Con el Ascoli en Italia he entrado también dos veces como interino. Y ahora en Basilea pasó igual. Me gustaría empezar un proyecto y si he vuelto a Suiza es porque algo habré hecho bien, pero me gustaría empezar. Después de cinco años, ahora el Young Boys no es el líder y es un buen momento para el Basilea. Necesita hacerlo bien. Si puedo ser parte del proyecto y no ser como un bombero como ahora, me gustaría seguir con ellos. Empezaría con el segundo equipo el año que viene. La idea es aprender el idioma, trabajar para la base y prepararme para ser el primer entrenador del Basilea. Ahora han contrato a Alex Frei, que es su leyenda y de la casa. es interino. Estoy cómodo pero por las experiencia vividas en los últimos años, creo que estoy capacitado y preparado para volver a España y realizar un buen trabajo...

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