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Koke Contreras: “Málaga está cachonda con la Selección”

En 2002, Camacho le llamó para ir al Mundial después del episodio del bote de colonia de Cañizares. Ahora Koke Contreras analiza la llegada de la Selección a Málaga.

MIGUEL MORENATTIDIARIO AS

Koke Contreras (7-1-1972) es la imagen de unos años bonitos en el Málaga. Aunque empezó en el Madrid y terminó en el Cádiz, sus mejores días fueron en La Rosaleda. En 2002, Camacho le llamó para ir al Mundial después del episodio del bote de colonia de Cañizares. Es entrenador de porteros. Atendió a AS en su barco para recordar viejos y buenos tiempos.

Usted fue uno de los últimos internacionales que fueron llamados mientras vestían la camiseta del Málaga. ¿Qué recuerda de entonces?

Fuimos creciendo todos con el club. Primero fue Rufete y luego no sé si Catanha o yo. Nos fueron llamando porque el club destacaba. Tuve la suerte de que era un momento de transición en la portería. También en equipos grandes como el Barça. Víctor Valdés empezaba entonces...Yo me metí por una rendija, en un huequillo de los que quedaban.

Pero a veces ustedes mismos se hacen de menos. Al final tienen que estar entre los tres mejores porteros y usted venía de hacer dos años de nivel altísimo.

Sí, es cierto que tampoco fue ningún regalo. Me lo curré. Ya llevaba bastantes años en Primera, no me llegó con 20 años. Y cada temporada era mejor que la anterior. Me encontraba muy bien, pero es verdad que también tenía grandes competidores como Cañizares, Molina.., y tuve ese gran momento. Es un orgullo cuando echo la vista atrás. Siempre está la comparación. No sé si era más fácil antes que ahora. Antes era impensable que hubiesen ido tres o cuatro porteros en un año a la Selección. Estaban Zubizarreta un tiempo, Casillas...

¿Recuerda la llamada para el Mundial? Cañizares se rompe el tendón de un dedo de un pie con un bote de colonia y...

Para empezar, la lista había sido una frustración. Mucha gente de la FEF, y hasta periodistas como José María García o José Ramón de la Morena, me llamaron diciendo que iba a ir. Me llamaron de la FEF para las tallas del traje... Hostias, yo lo daba muy por hecho. Y yo me fui a navegar a la hora que daban la lista, buscando el tema místico. Estaba con la radio aquí, un día idílico, de puta madre, y escucho: “porteros: Casillas, Cañizares y Ricardo”. Ostras, se me vino al mundo abajo. Se me vino el mundo abajo y empecé a pegar gritos en mitad del mar. Volví ronco al puerto y para mí una frustración.

Pero...

A los cuatro días. ya nos estábamos despidiendo de la temporada en el Málaga. Y esa noche venía mi hermano a pasar un par de días en Málaga. Y en esas estaba, yendo a recogerlo al aeropuerto, cuando me llega la llamada de Antonio Mendoza, entonces director general del Málaga. Cuando me estaba contando que a Cañizares se la había caído un bote de colonia en el pie, se le había roto un dedo y Camacho me quería llevar al Mundial pensé... ¿me estás vacilando? Pero mi relación con él (Antonio Mendoza) no era buena. Habíamos tenido problemas durante años. Pensé, me está dando la excusa completa para partirle la cara (risas), pero pensé: no me puede estar haciendo esa broma. Entonces, ya me lo tomé en serio y me avisó de que Manolo Hierro me llevaría a Montecastillo.

Estábamos en su hermano.

Sí. Dije: va a ser verdad. Entonces llamé a mi pareja entonces, que estaba cogiendo los billetes para ir a Baleares en verano y le dije: cambio de planes que me voy con la Selección al Mundial. Yo no había ido al Mundial en mi vida. He estado en la cantera del Madrid 16 años, y nunca me habían llamado ni para una Sub-16 ni nada. ¿Y me llaman para un puto Mundial! La llamé a ella y a mis padres y me empezaron a entrar llamadas. Era de locos. Una tras otra. Y yo colgaba para llamar a mi hermano. Y era imposible. Y a todo esto, tres cuartos de hora después, ya sabían los periodistas que estaba allí y me cogieron en el parking. Ni había llegado a la puerta y yo me había olvidado de mi hermano. Yo me puse a contestar pregunta en medio de los focos de las televisiones. Y según la versión de mi hermano, me dice que no entendía por qué no aparecía y de pronto ve los focos y muchos periodistas alrededor. Creía que era un famoso y, de pronto se asoma, y me ve. Me dice que pensó que habría hecho algo. Y me dice: ¿qué pasa? Te estoy esperando.Y le conté a Juanjo lo que pasaba. Y del Sur me trajeron una camiseta de Deusto, negra y de lana, que había sido el último portero en ser internacional con la camiseta del Málaga. Fue portada al día siguiente. Estoy buscando esa foto todavía.

¿Llegó a cruzarse con Cañizares?

Sí, sí. Se quedó allí todo el Mundial. Viajó a Corea para hacer grupo.

¿Cómo se lo encontró, destrozado?

No, lo tenía asumido. Era una persona que guardaba los sentimientos y si estaba allí para hacer grupo no podía estar bajo de moral y levantándonos él a a nosotros sino al revés. Y allí, además, se quedó para empezar a recuperarse de la lesión. Y estaba en las mejores manos.

¿Qué representó para usted jugar el Mundial?

Lo primero que significó fue un espaldarazo a mi carrera, a mi sacrificio. Fue un premio. Fue una casualidad y no hay que darle muchas vueltas. Era un orgullo pero me lo tomé como una responsabilidad también. Cuando iba hacia Montecastillo pensé: esto está muy bonito pero soy un portero de la Selección, me da igual el uno, el dos o el 15, y vengo a currar. Y estamos aquí para trabajar y para remar desde donde me toque.

¿Camacho le advirtió de que sólo jugaría Casillas?

No. De hecho en los partidos nos vestíamos todos y no se decía. Si hay algún problema, irás tú. También fue inteligente porque Camacho no me conocía entrenando y pensó que lo mejor era no pillarse los dedos. Era inteligente. Es verdad que estás ahí y no quieres que pase nada, pero tienes que estar mentalizado. Si es desde fuera, desde fuera. Pero si es desde dentro, pues a competir.

¿Tan marcado le dejó aquello que ocho años después se fue a buscar al asistente Ragoonath a Trinidad y Tobago en este barco?

Lógicamente, ese partido marcó. Era mi primera competición con la Selección y fue un palo muy grande. Ver tan destrozados a todos los compañeros... ¿Por qué me vino eso? Ver Raggonath fue por mi pasión, la navegación. Por casualidad caí en un curso de vela, me gustó, me enseñaron a navegar. Empecé como Don Quijote a leer libros de marineros y navegantes, gente aventurera del mar y me propuse cruzar el Atlántico cuando dejase el fútbol. Empecé a planificar la ruta con el compañero con el que lo hice y me dijo: la primera escala la haremos en el Caribe: en una isla que se llama Trinidad y Tobago. Y yo, hostias, digo: ¿de qué me suena? Me suena muy a hierro, muy bruto. Bestia. Y dije: ya está. Es de donde era el asistente cuando levantó la bandera con el gol de Joaquín..., etcétera. Y en ese momento, estaba transformando el barco de dominguero a un barco oceánico. Le metí mucho dinero, 23.000 euros, para transformarlo. Y un amigo me dio la idea de intentar financiarlo porque era conocido. Y ahí tuve la historia. Un jugador del Mundial 2002 se va a Trinidad y Tobago a buscar el asistente. Llamó a un compañero de la competencia, Nacho Silván, y encontré la ventana mediática. Yo quería la foto.

¿Lo localizaron?

Sí. Ya en las Canarias, López Nieto me pasó el teléfono. Lo localizamos y me dijo: “no quiero saber nada de algo que venga de España”. La FIFA se lo había cargado. Me dijeron: llama al embajador que lo arregle. Todo esto ya por el teléfono satélite. Y me dijeron que había una embajada abierta desde hacía dos meses porque allí Repsol tenía algunos intereses. En Cuba había una pero en la parte sur hasta entonces no había otra.

Así que llamó al embajador.

Me dijo: ¡ya sabía que ibasa llamar! Ha salido en todos los informativos. Entonces, hizo una cena de gala, con instituciones de la isla. Él me derivó a Raggonah y lo hice. Hicimos la recepción en la embajada de España. Estuvimos dos horas hablando y, obviamente, no era cuestión de ir insultarlo a su casa. El embajador ya nos lo había advertido. Que estaba muy bien que hubiésemos ido pero no quería movidas. Me dijo que tuviese cuidado porque si salía afectado igual salía una patrullera a por mí y me quedaba cuatro o cinco meses ahí... Y no era mi actitud. Luego digo que tuve parte de culpa del Mundial que ganó España porque no formé ningún lío allí. Si monto un escándalo o le pego un guantazo o hago algo, hubiera trascendido.

¿Qué significa que la Selección esté en Málaga?

Es algo muy bueno que han hecho. La Selección siempre anda por todos sitios y es bueno que la afición la vea. Que enganche. El hecho de que venga a Málaga, al estadio donde he vivido de mis mejores momentos, emociona. Siempre pienso: si esto me hubiera tocado en mi época..., jugar en La Rosaleda. Pues hubiera molado. Me gusta por la gente porque la gente ha pasado años muy complicados en el equipo. Ha habido problemas económicos, de viabilidad, por el jeque. La gente necesita la frescura que puede dar la Selección.

Una buena noticia.

Claro. Algo que involucre a todos, que no haya malas energías por medio. He escuchado unas declaraciones del míster y estoy de acuerdo con él. La gente está cachonda con la Selección y estoy de acuerdo. Es el sentir que tengo como hijo adoptado...

¿Y su día a día?

Pues actualizándome. Porque yo, quieras que no, no soy marinero de profesión. Soy entrenador de porteros. Estuve en el Málaga con Víctor Sánchez del Amo y ahora hay que actualizarse e intentar seguir en la rueda y conocer a los protagonistas. Quiero volver a estar en el campo que es lo que me gusta y lo que mejor sé hacer, porque yo he navegado pero lo mío es parar balones porque sé qué piensa un portero y por ahí puedo seguir.

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