La imagen viralizada de la fotografía de Joan Monfort, con Lionel Messi sosteniendo a Lamine Yamal en una imagen tomada en diciembre de 2007, cuando apenas era un bebé de cinco meses, ha sido el último hito que ha permitido pensar, a todos los que creen en estas señales, que estamos delante de un elegido. A apenas un par de días de que sople las velas por su cumpleaños número 17, y mientras Messi sigue haciendo su trabajo en la Copa América (llevar a Argentina a la final con 37 años), el adolescente criado en La Masia es la sensación del planeta fútbol. La parábola de Múnich, el gol con el que ha entrado ya en los libros de historia del fútbol español, dio la vuelta al mundo. Jugador más joven en marcar un gol en la historia de la Eurocopa, en ganar unas semifinales de un gran torneo de selecciones por delante del mismísimo Pelé en el Mundial de Suecia 1958, es Lamine quien más naturalidad intenta darle al asunto. “Si ganamos la Eurocopa le diré a mi madre que no me hace falta regalo”, dijo en la zona mixta del Allianz Arena el pasado martes después de firmar la obra de arte que le permitió ser nombrado MVP del partido.

No sólo fue la crítica. Sus propios compañeros reconocieron también la explosión de talento de Lamine. Ellos no destacaron el gol, sino el talento con el que ha sido dotado para escoger bien en cada acción. Sólo intentó dos regates en todo el partido. Eso significa que arriesgó cuando era necesario, como en la acción del disparo del gol; o en la asistencia a Fabián. Pero que, más allá de un par de caños que intentó con éxito desigual, la prioridad era no exponer al equipo a transiciones francesas. Y si eso ocurría, como casi al final, no se le caía ningún anillo con hacer falta táctica, como la que le costó la amarilla de Vincic.

A día de hoy, Lamine Yamal es un fenómeno de masas y el mayor reclamo mediático de un equipo que empezó con perfil bajo y que ahora rompe audiencias (11,5 millones de espectadores y casi un 72% de cuota de pantalla). Los jóvenes quieren ser Lamine. Los mayores, también. El valor de mercado del chico se ha disparado en el último año. En agosto de 2023, estaba tasado en 25 millones de euros por la web especializada Transfermarkt. Hace apenas un mes, su valor se había disparado a los 90 millones y faltaba la Eurocopa...

Máximo favorito al Golden Boy, su partido contra Francia, unido a las tres asistencias que ya ha dado en el torneo (Carvajal, Fabián y Olmo han marcado gracias a su clarividencia), le colocan entre los favoritos para ser nombrado MVP del torneo si es capaz de redondear una gran final. Es lógico que quienes rodean y quieren a Lamine intenten meterlo en una burbuja que lo proteja. “Va a conocer muchas cosas, en el fútbol y fuera del fútbol, que no son de su edad. Deben decirle las cosas como son; no lo que quiere escuchar”, decía con tino, el pasado martes a AS, Julen Guerrero, su seleccionador el año pasado en la Sub-17.

A veces, sin embargo, no se le pueden poner límites al talento. No hay duda de que Lamine, capaz de minimizar incluso a Mbappé, está entre los elegidos. La gran diferencia, ahora, está en la regularidad. La gestión del chaval en la segunda temporada será clave. Antes, sin embargo, debe terminar de vivir el sueño de esta Eurocopa. Lo de la final puede ser apoteósico.

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