Una victoria en casa en 500 días

El 20 de mayo de 2023 el Almería recibía en el ‘Power Horse’ al RCD Mallorca, en el choque de la jornada 35 de Primera División. Se jugaba el poner tierra de por medio con el descenso y enfrente estaba un rival que venía con los deberes hechos, aunque con lejanas opciones europeas. El protagonista de la tarde fue Lázaro Vinicius. Con 3 goles, su primer y único ‘hat-trick’ con los rojiblancos, le dio una victoria al equipo de Rubi que le dejaba tocando la continuidad en la categoría. Luego llegaría Cornellá y el 3-3 con penalti de Embarba y el adiós del técnico de Vilassar de Mar en la sala de prensa.

Rubi dejaba el testigo a Vicente Moreno y después a Alberto Lasarte (filial), Gaizka Garitano y Pepe Mel para buscar un cambio de rumbo que nunca se produjo. Y en ese trayecto, sólo una victoria (6-1 ante el Cádiz) para bajar el telón de ambos equipos en Primera División. Hace de eso cuatro meses.

Por tanto, haciendo cuentas, el calendario nos deja una cifra terrible… 492 días se cumplieron el domingo del último triunfo rojiblanco en casa con Rubi en el banquillo. O lo que es lo mismo: prácticamente 500 días de travesía por el desierto en los que el Almería sólo ha sido capaz de ganar un partido en su estadio. El dato es grueso. Escalofriante.

Después de aquel triunfo con Rubi en mayo de 2023, el técnico ha dirigido a los rojiblancos en cuatro ocasiones como local. Y aún no ha vuelto a ganar. Este curso suma dos empates ante Sporting y Eibar y una derrota frente al Castellón (2-5).

Para cambiar la dinámica como local, el equipo tiene que volver a ganar el próximo 5 de octubre ante el Burgos en su feudo. Ahora las estadísticas no ayudan a rellenar la barra de confianza en el Almería, pero la categoría ha tenido varios saltos mortales, que darían la razón al técnico sobre no elevar a absoluto lo que es un dato parcial. Valladolid y Eibar, en el lado positivo, y el Zaragoza en el negativo, han vivido en sus carnes ‘volteos’ clasificatorios notables en los últimos años.

En cualquier caso, los resultados son el reflejo de la actitud y voluntad del equipo. Rubi reconoció en la última comparecencia que le estaba costando más de lo previsto cambiar la dinámica perdedora del equipo. Incluso, en un nuevo ejercicio de sinceridad, habló de abrazos y signos de complicidad en el vestuario que no se habían producido anteriormente. Si en la intimidad los jugadores recuperan esos detalles, sólo queda que en el césped se apoyen en la energía, ideas y frescura de Melamed y Rachad, que afrontan la temporada sin fantasmas en el armario.

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