Una Segunda División cada día peor
No es algo que se comenté por ahí, sin más. Es una auténtica realidad. El nivel de fútbol que vemos cada día en la actual Segunda División ha bajado de manera espectacular en los últimos tiempos. No hay que ser un lince para darse cuenta de que los equipos punteros de la categoría son mucho peores que los que han estado en esas posiciones en épocas anteriores. Hay mucha mediocridad y las distancias con la Primera División son cada vez mayores. Si recordamos equipos míticos que en su día ascendieron con el Real Valladolid, no hay color en la comparación. Aquella plantilla de Mendilibar con Víctor, Llorente, García Calvo, Marcos, Borja… el equipo que hizo jugar maravillosamente Djukic con Óscar, Javi Guerra, Balenziaga, Valiente, Sisi, Nauzet… No se trata de desmerecer a los jugadores actuales de la Segunda División. Se trata de relatar una realidad. El nivel ha bajado. Los equipos de arriba juegan peor y son mucho más irregulares. Por eso estamos viendo que equipos como el Real Valladolid, que no juega demasiado bien, con toda su irregularidad, se mantiene todavía en ascenso directo.
Y lo hace a pesar del mal partido y de la derrota de Villarreal. Los de Pezzolano han dejado escapar una extraordinaria oportunidad de aumentar las diferencias con sus perseguidores y de alcanzar al Leganés. El consuelo que queda es que la falta de pegada y las dificultades para conseguir victorias son situaciones compartidas con todos los de arriba. Nadie impone su dominio ante el resto. De momento, el menos malo lidera la clasificación, el Leganés. El resto siguen sus pasos sumidos en la más evidente irregularidad.
En Villarreal se escapó una opción muy clara de puntuar por falta de capacidad para conseguir gol y por la endeblez defensiva que empieza a ser ya preocupante. Te llegan poco, pero te hacen goles fáciles. Lo hemos comprobado recientemente en los partidos jugados ante el Espanyol en Copa y en los del Levante y Villarreal en Liga. Muchas dudas atrás en jugadas sin aparente peligro y poca capacidad de resolución en el área rival. Se está notando, tal y como se esperaba, la ausencia de Sylla. Si el Valladolid va a tener que resolver su falta de pegada ofensiva con Salazar, Cedric o Arnu, complicado lo va a tener. Los chavales del filial están para ayudar en momentos puntuales y no para cargar con el peso del equipo en su espalda. Con el riesgo de lesiones, y se sabía, que acompaña habitualmente a Marcos André, haber traído solo a Sylla como acompañante ha sido un riesgo que se está pagando caro. Pero ante el filial amarillo aparecieron más carencias que son bastante habituales. Luis Pérez no se parece en nada al jugador de hace dos años con Pacheta, Monchu tienen sobre él demasiada responsabilidad para el nivel que atesora, hay ausencia de un extremo que pueda jugar por la derecha. Kenedy sigue haciendo la guerra por su cuenta, Montiel juega menos de lo que debería y Boyomo no basta para contener las llegadas del rival.
Muchos problemas a resolver, pero aun así, segundos en la tabla. Y es por eso, los demás no están mucho mejor. Se trata de acabar bien el año ante un peligrosísimo Racing de Ferrol y reforzar de manera sólida la plantilla dando alguna salida, atentos a Gustavo Henrique y alguno más, e incorporando gente de nivel. En el 2024 se recuperará el escudo anterior, pero estaría muy bien, de paso, tratar de conseguir el ascenso a Primera División, algo capital para el club.
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