SD PONFERRADINA

Una Ponferradina muy reconocible

El conjunto de José Gomes remontó al Racing de Ferrol con un once con muchas semejanzas con el del año pasado.

Luis de la Mata

La Ponferradina de José Gomes podía haber hecho un ejercicio tras su segundo triunfo en esta pretemporada consistente en mirarse en el espejo, que no se iba a encontrar muy cambiado. Ciertamente, el técnico es otro, con un ideario con matices respecto a los planteamientos de Jon Pérez Bolo; sin embargo, a falta de fichajes, o de que estos puedan ganar la partida a quienes solían ser habituales con el vasco, la remontada frente al Racing de Ferrol llegó con un once muy reconocible, que, salvo por la presencia de Aldair, bien podría ser cualquiera del año pasado.

Cuando Amir sustituyó a Makaridze bajo los palos en el minuto 60, el equipo que tenía en liza Gomes incluía solamente a su compatriota como cara nueva, pero no solo eso, sino que se presentaba como ‘muy titular’, con el cancerbero persa en portería, Amo y Pascanu como pareja de centrales, escoltados por Aldair y Pujol en los laterales y situados por detrás de Erik Morán y Agus Medina. Con Dani Ojeda y Naranjo en las bandas, el frente ofensivo quedaba para Zalazar y Yuri, los goleadores, que coronaron con el triunfo una buena actuación de la unidad.

De estos once, ocho jugaron más de 2.000 minutos la pasada campaña a las órdenes de Bolo, todos salvo el recién llegado Aldair, Pujol y Kuki Zalazar, que ocuparon los lugares frecuentados por Paris Adot, Ríos Reina y Sergi Enrich; el primero, todavía entre algodones, y los dos últimos, hoy en las filas del Eibar y del Real Oviedo. Como el lateral navarro, que se mantiene a las órdenes de José Gomes, también podrá reeditar su protagonismo Edu Espiau, último de los 13 futbolistas que superaron los 2.000 minutos con Bolo y sigue de blanquiazul.

Con todo, en la apuesta futbolística del nuevo entrenador de la Deportiva se adivinan matices sobre lo más propugnado por Bolo, o al menos así sucedió en el choque frente a los departamentales. No en vano, la Ponfe fue dueña y señora del cuero durante muchos minutos, con una querencia importante por el juego raso y sin temor a la horizontalidad, frente a la mayor verticalidad del anterior modelo. Esto, que no ha de tratarse como conclusión aún, habida cuenta del momento del curso actual, va en la línea de lo avanzado por Gomes en su presentación, en la que dijo que quería “sentir desde el banquillo que el equipo tiene capacidad de controlar el juego controlando el balón”.

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