REAL ZARAGOZA

“¿Torrecilla? Cada vez estoy más satisfecho de haberle renovado”

Raúl Sanllehí, director general del Real Zaragoza, defiende una vez más la continuidad del director deportivo y confía en luchar por el ascenso: “Tener un límite salarial superior nos da más margen, pero también supone más responsabilidad”.

Zaragoza
Alfonso Reyes

Raúl Sanllehí, en una entrevista conjunta entre Diario AS y Radio Zaragoza, emitida en SER Deportivos Aragón, ha defendido una vez más la continuidad de Miguel Torrecilla como director deportivo del Real Zaragoza: “Cada vez estoy más satisfecho de haberle renovado”. El director general del club aragonés también ha asumido la responsabilidad de luchar por el playoff una vez conocidos los límites salariales de todos los equipos y anuncia la salida de Cuartero: “Sabe, y creo que hasta lo necesita, que se ha de desvincular de este club. Y va a pasar”.

—Cómo han cambiado las cosas en el Real Zaragoza en apenas quince días…

—Lo que han cambiado radicalmente han sido los resultados. Creo que el nivel de juego es muy parecido y bastante consistente desde el principio de la temporada. Una temporada que comenzó con un reto muy grande porque viajar a Las Palmas y recibir al Levante ponía el listón muy alto. Sí que hubo treinta minutos muy malos contra el Lugo, pero aparte de eso, la consistencia y coherencia en el tipo de juego nos ha llevado a donde estamos ahora. Los resultados, al final, son una consecuencia del juego. Sí que es cierto que no los teníamos y nos hacían falta, pero tener ahora los resultados y el juego a la vez nos da una tranquilidad adicional.

—Pocos días después de su comparecencia junto a Miguel Torrecilla, LaLiga dio a conocer los límites salariales de los equipos y el del Real Zaragoza es el séptimo de la categoría, prácticamente doblando el de la temporada pasada. ¿Este dato les obliga aún más a luchar por el playoff de ascenso?

—El Zaragoza siempre está obligado a luchar por todo y es una alegría tener un límite superior porque nos da más margen, pero también supone más responsabilidad. Totalmente de acuerdo.

—Miguel Torrecilla estaba muy cuestionado. ¿Por qué decidió renovarlo como director deportivo?

—Cuando nosotros aterrizamos en el club, lo hicimos sin tener ninguna idea preconcebida. Teníamos tiempo para analizar un poco lo que había y ver lo que necesitábamos. En ese sentido, cuando estuve hablando con Torrecilla, le dije que yo no había venido con un director deportivo. También que eso no le garantizaba nada y que teníamos que conocernos y trabajar juntos. No teníamos una relación personal previa, pero ambos llevamos muchos años en el mundo del fútbol, sabíamos del uno al otro y tenemos conocidos en común. Eso me ha servido para conocerlo mejor, pero lo que me ha servido más es poder estar con él todas esas semanas viendo su disciplina de trabajo y su nivel de conocimientos. Tenía un conocimiento de la Segunda División del que yo carecía y eso para mí era muy importante. Es una persona muy honesta y trabajadora y ya sé que eso se debe dar por supuesto, pero está muy bien refrendarlo. Le mete las horas que haga falta y desde luego con una honestidad tremenda. En su haber también tiene el compromiso demostrado. Cuando vino, con el Zaragoza penúltimo, corría un riesgo evidente de que la cosa fuera mal y ser el director deportivo que ha descendido al Zaragoza al infierno es un San Benito que no se hubiera quitado. Eso yo también lo ponía en valor, además del conocimiento que tenía del club, tanto a los jugadores como a la cantera. Entendió la filosofía que queríamos aportar y fue un proceso natural. Evidentemente, hablé con otra gente para ver las opciones que podíamos tener, pero yo cada vez tenía más claro que él era una opción muy viable para iniciar este proyecto y ayudarnos a salir de la Segunda División. Cuando quedaban dos o tres semanas para la finalización de su contrato, yo le dije que estaba cómodo trabajando juntos y que por mí le renovaría un año. Fue una conversación rapidísima y le pareció muy bien. Lo hice con pleno convencimiento. Es más, después de estos meses trabajando conjuntamente, estoy muy satisfecho de esa decisión.

—¿Pero no ha sido un riesgo por su parte confiar esa planificación deportiva a una persona que no había tenido ese acierto en una faceta clave como los delanteros?

—Yo me fijé más en el conocimiento que tenía del mercado y de la categoría. Estuve trabajando mucho en su despacho, viendo todas las opciones y cómo hacía el seguimiento de jugadores y el criterio que tenía. Hay una parte en los fichajes que es un melón por abrir, fichajes que das por sentado que tienen que funcionar y fracasan. Esto les ha pasado a todos los directores deportivos. Yo he trabajado con los mejores y nadie es infalible. Lo que sí que es importante es que tenga una coherencia y un sentido todo el planteamiento que te hace. Y el planteamiento de Torrecilla fue, viendo la plantilla que teníamos, que lo que teníamos más afianzado era la defensa y era lo que menos había que tocar. Y si no se va Chavarría, no hubiera venido Fuentes. Ese movimiento demostró mucha eficiencia, no sólo por la calidad del sustituto, que la va a tener que confirmar, sino por la velocidad en la reacción. Si no, Chavarría no se hubiera ido. En centro del campo también lo teníamos bastante afianzado y decidimos traer a un hombre como Manu Molina porque creíamos que ayudaba dentro del modelo que estaba trayendo Carcedo. Pero nos focalizamos arriba porque es lo que nos faltó el año pasado. Nos faltaba gol y es donde hemos hecho todos los grandes movimientos. El tiempo dará y quitará razones, pero la sensación que tengo es muy positiva. Quiero recordar también que en esa falta de gol del principio de la temporada nos faltaba Iván Azón y los otros estaban iniciando el aterrizaje. De hecho, Gueye no había ni aterrizado. Yo creo que esto se tendrá que valorar dentro de unos cuantos partidos y no ahora, pero la sensación que tengo es de éxito.

—¿Por qué lo renovó sólo por un año cuando está tan convencido de las virtudes de Torrecilla?

—Porque nos pareció muy bien a los dos. Era lo que él me pidió y es lo que yo le di. No hubo una discusión de tiempo. Yo le planteé renovar un año, ver cómo va todo y tener la misma situación el año que viene. Nos parecía el planteamiento más coherente a los dos.

—¿Hasta qué punto participó usted en la elección del entrenador?

—No puedo negar que conozco personalmente a Carcedo desde hace tiempo, ya que trabajé con él un año y medio en el Arsenal, y estaba totalmente convencido de que sería un gran candidato para ser entrenador, pero no fue una decisión mía. De hecho, lo que hicimos fue hacer un retrato robot de la persona que estábamos buscando y después cruzarlo con candidatos y decidir la prioridad de cada uno de ellos. Para mí era muy importante esta decisión, ya que debía ser el nuevo arquitecto del proyecto en el campo, y buscábamos un fútbol más moderno y que tuviera una parte formativa muy importante y cierta experiencia tanto en la categoría como en el mundo del fútbol, además de mucha hambre. Con este retrato robot, yo puse a Carcedo en la lista y Torrecilla ya lo tenía identificado y me lo refrendó totalmente desde el principio. A los inversores les hicimos este planteamiento y Carcedo fue nuestra primera opción. Le llamé y la verdad es que la conversación fue rapidísima. Entendió el proyecto como yo lo entendía, como una gran oportunidad, y así fue su contratación. La llamada sí la hice yo, pero fue una decisión conjunta.

—Jair termina contrato el próximo 30 de junio. ¿Se va a acometer su renovación?

—Para nosotros era una gran prioridad, más allá del entrenador, reforzar la columna vertebral de los chavales jóvenes que teníamos. Nos centramos en esas renovaciones, en las de Francés, Francho y Azón. Por la parte deportiva, pero también por la parte de proyecto. Estábamos dando un mensaje de que creemos en la cantera. Estaban los tres en una situación muy precaria y yo creo que los hubiéramos perdido si no nos centramos inicialmente en ellos. Había un consenso interno que después hemos ido ampliando con Bermejo y Puche. Luego nos centramos muchísimo en las prioridades para la ventana y sabemos que a partir de este mes de septiembre nos tenemos que dedicar a otra serie de nombres. La semana pasada ya iniciamos conversaciones con varios jugadores y a nadie se le escapa que Jair es un futbolista muy importante para el Real Zaragoza y que acaba contrato el año que viene. Por tanto, es algo que queremos aclarar hacia dónde va la situación porque también queremos saber de su predisposición.

—Gueye no ha disputado ni un solo minuto en los dos últimos partidos tras su apresurado debut frente al Lugo. ¿A qué se debe?

—No hay nada por lo que preocuparse y, desde luego, no hay ninguna lesión. El periodo de aclimatación es importante y hay jugadores que necesitan más que otros, sobre todo si vienes de una cultura y una liga diferente, sin hablar el idioma y con un sistema de juego distinto. En el caso de Gueye, nos ha tranquilizado mucho su integración en el equipo a pesar del problema idiomático. Su actitud, su compañerismo, su celebración de las victorias ya son puntos muy favorables. No es una persona aislada. ¿Por qué no ha jugado más? Yo entiendo que los partidos no han dado pie a que jugara más. Igual que su debut contra el Lugo fue precipitado porque necesitábamos meter un gol, los siguientes dos partidos han sido todo lo contrario. Nos habíamos puesto por delante y ya no había esa necesidad imperiosa de marcar.

—Pero Azón, que había estado mes y medio lesionado, salió por delante de Gueye el pasado domingo frente al Sporting.

—Insisto en que no tenemos nada por lo que preocuparnos. Tampoco voy a entrar en la cabeza del entrenador. La decisión de quién sale en un momento u otro es de él y nunca he pretendido influir o cuestionar una decisión de un entrenador y llevo bastantes años en esto. Lo que yo sé y lo que yo veo es que hay una satisfacción de la velocidad y del carácter de Gueye para integrarse dentro del equipo. Tiene que aprender una serie de movimientos y el sistema, pero son dos partidos y además se han ganado.

—En su anterior comparecencia señaló que a lo largo de este mes volvería a hablar con Cuartero para definir su posición o su salida del club. En su día, Agapito Iglesias le dejó firmado un finiquito importante.¿Es el único motivo de que se haya retrasado su marcha o hay otras cuestiones?

—Cuartero me ha sorprendido desde mi llegada al club por las facilidades que puso desde el minuto uno. Es evidente que era el director general cuando entro yo y la posición pasa a ser redundante. Se podía haber lidiado de muchas maneras. Yo tuve una conversación a camisa abierta con él y le dije que me gustaría que me informara de cosas del club para no perder meses aprendiendo cosas o llamando a puertas que me podía solucionar con una respuesta para entender según qué proceso o contrato. Lejos de ser celoso o un problema, Cuartero ha sido un facilitador. Mi relación con él de respeto creció. Su zaragocismo está fuera de toda duda; es impresionante el amor que tiene por este club. Lo que más le preocupaba era lo que íbamos a hacer con el proyecto y estaba muy contento de todo lo que iba oyendo, pero Cuartero sabe, y creo que hasta lo necesita, que se ha de desvincular de este club. Y va a pasar. Esa cláusula de Agapito nunca ha estado en la mesa. No hay ningún tema contractual que haya alargado la vinculación de Cuartero con el Real Zaragoza. Ha sido su zaragocismo, sus ganas de ayudar y mi interés en mantenerlo cerca. Ahora haremos una sentada definitiva. La vida son etapas y la de Cuartero dentro del Zaragoza, con una dirección general nueva, no tiene sentido, creo que incluso para él.

—Estando ya a 19 de septiembre, ¿fichar en el mercado del paro queda descartado?

—El mercado del paro nunca ha sido una prioridad. No somos tan irresponsables como para decir que no vamos a ir al mercado del paro, pero no teníamos una necesidad. Cuando cerramos la plantilla, considerábamos que la teníamos muy equilibrada y con todas las posiciones dobladas, aunque siempre puede haber una oportunidad y sería una irresponsabilidad no estar atentos, pero normalmente no es un mercado muy atractivo. Lo es cuando tienes una necesidad y esa urgencia por suerte no la tenemos.

—¿Qué margen del límite salarial les queda para afrontar el mercado de invierno?

—Tenemos un pequeño margen, pero no voy a decir de cuánto es porque me estaría poniendo en dificultades a mí mismo. Prefiero no decir de cuánto dinero dispongo. Sí que digo que es un margen responsable, pero tenemos un equipo equilibrado y que responde a lo que nos habíamos marcado al principio de la ventana. De hecho, hicimos un documento diciendo cómo queríamos cerrar la ventana, no tanto con nombres, sino con definición de plantilla. Y ahí estamos, es muy parecido a lo que teníamos. Si hay una necesidad en el mercado de invierno, podremos ir, pero no tenemos por qué ir porque sea un mercado nuevo. Puede haber una lesión, un jugador que baje la forma y otros motivos que nos hagan ir a ese mercado y por eso tenemos esa reserva, pero ahora mismo hemos cerrado una plantilla que consideramos competitiva para luchar por lo que queremos luchar.

—¿La derrota contra el Lugo fue un aprendizaje para todos de lo que es La Romareda y el zaragocismo?

—No, porque también podría decir que conocer La Romareda fue lo del sábado. La primera parte contra el Lugo fue una parte más que decente y nos fuimos con un 1-0 que tendría que haber sido de más margen. La sensación generalizada era que iba a ser un partido plácido y que probablemente iban a caer uno, dos o tres goles más. Y de hecho tuvimos una oportunidad al inicio del segundo tiempo para hacer el 2-0. Sí que es verdad que cuando nos metieron ese gol, se desorganizó todo. Fue una eclosión en todos los sentidos y se generó una frustración y una ansiedad general que se tradujo en todos los ámbitos del partido. Esos treinta minutos han sido lo único que no me ha gustado de todo lo que he visto en estos partidos. Yo entiendo la impaciencia de La Romareda, además de que ya sé que es un público muy especial, pero yo intento ser lo más positivo que puedo sin negarme la realidad. Yo tengo muy claro que la afición del Real Zaragoza es una ventaja competitiva respecto a nuestros rivales. Es que incluso en Primera es muy difícil ver un estadio que tenga más de 20.000 aficionados en cada partido o encontrar un equipo que tenga más de 25.500 abonados. Es una fuerza que pocos tienen y a mí me enseñaron que cuando tienes una fuerza competitiva has de construir sobre ella. Por supuesto que hay un lado oscuro, que es esa ansiedad de la que hablaba, pero también el día del Lugo, al terminar el encuentro, hubo una comunión tremenda entre aquella parte del público y los jugadores, aplaudiendo y cantando el himno. Yo me quedé hasta el final de ese momento y me impresionó. Me puso la piel de gallina y después bajé al vestuario. Los jugadores estaban rotos por lo que había pasado. Una derrota nunca es buena, pero creo que esa derrota nos ha ayudado mucho como equipo, incluso a la propia afición. Creo que hubo una sensación de no entrar en un círculo negativo e intentar levantar a este equipo. Y dentro del equipo hubo una unión muy fuerte, un convencimiento de que el entrenador estaba llevando al equipo por el buen camino y unos entrenamientos de una intensidad que yo nunca había visto. Eso se ha traducido en resultados. La celebración del primer gol de Ponferrada, con toda esa melé, me llenaba de energía y de positivismo.

—¿Pero no cree que la estructura de mando está desprovista de personas que doten al club de un mayor arraigo zaragocista?

—Yo he sido muy futbolero toda la vida y conozco perfectamente lo que es el Zaragoza a pesar de no haber sido zaragozano y abonado. Una de las cosas que más me gustó cuando empecé a hablar con el grupo inversor es que entendían perfectamente dónde se estaban metiendo. Yo se lo expliqué, pero es que ellos ya lo sabían. Una prioridad absoluta era no perder las raíces con el Real Zaragoza porque el Real Zaragoza sólo se entiende con esa afición y esas raíces aragonesas. No se entiende de ninguna otra manera. Huímos de parecer un ‘Bienvenido, Mr. Marshall’. Es más, aquel maldito punto que no sumábamos nunca y que no hacía oficial nuestra compra fue una bendición porque me sirvió para hacer un aterrizaje mucho menos traumático y poder sentarme a hablar con la gente. Una cosa positiva que me llevé con este proyecto fue cuando comencé a trabajar con la gente de las oficinas. El club lo ha pasado muy mal y es muy duro para la afición o los medios de comunicación, pero también para los trabajadores del club. Es un club con una fuerza laboral muy reducida, pero con un compromiso y unas ganas de trabajar brutales. Y con un amor al club que yo no había visto ni en el Barcelona ni en el Arsenal, probablemente por los malos tiempos que han pasado. La entrega es altísima y la conexión con el club es tan alta que me ha servido para entender mucho del Zaragoza. Y lo que sí que fue fundamental es la directriz absoluta de la dirección de regar esas raíces. Todas las declaraciones que hemos hecho desde que hemos llegado han sido de respeto máximo para Zaragoza y Aragón. Cuando viene el presidente, lo primero que hace es la entrega floral y reunirse con las instituciones. Y no es por hacerlo bonito, sino porque queremos rendir homenaje y dejar un mensaje muy claro de que somos perfectamente conscientes de que el Real Zaragoza es lo que es por todo lo que conlleva este club. Es mucho más que una franquicia o una licencia en una liga. El Real Zaragoza tiene una historia, un palmarés y una afición que hace que este club sea muy especial. Y se ha creído desde el principio. No quiero sonar como un político, pero es que estoy diciendo cosas que se han dicho en una sala de reuniones. Es crucial para nosotros mantener esa relación y espero que se note.Y si alguna vez nos desviamos, agradeceré esa crítica constructiva porque no queremos desviarnos. Nosotros sabemos que para llegar donde queremos llegar lo tenemos que hacer como Real Zaragoza. Y eso implica muchas más cosas que un nombre y para nosotros la afición es crucial.

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