Sergio, héroe que siempre vuelve
El gol del central a la Ponferradina vuelve a colocarlo en un foco del que huye por humildad. Está acostumbrado a emerger cuando más se le necesita. Fue el gol 700 del Lega en Segunda
Sergio González siempre está ahí. No se le ve. Pero está. Es el suyo un liderazgo peculiar. Silencioso. Camuflaje de normalidad que suele esconderlo al quinto escalón del protagonismo, pero que eyecta a primera línea cuando las cosas vienen mal dadas. Ahí es cuando este central madrileño ya de 30 años, uno de los cinco capitanes del Leganés, aparece para aportar soluciones vitales y retornar a su hábitat. El silencio y el trabajo. Ahí es donde se mueve con más normalidad el héroe de Ponferrada.
El término puede sonar grande. Demasiado grande. Héroe es palabra mayúscula. Terminología XXL que, sin embargo, le sienta como anillo al dedo al triunfo que el Lega cosechó en El Toralín. Una victoria que fueron cinco en una, pero que sobre todo arrastra al imaginario colectivo pepinero una sola palabra: salvación. Con eso basta para catalogar la conquista de hecho clave en una temporada con más oscuros que claros. Con más miedos que ilusiones.
Fue ahí, en esa frontera fina que define pánicos y esperanzas donde se movió Sergio. Como si danzara con la incertidumbre, se coló en un zizagueo hipnótico dentro del área para rematar de cabeza un córner ejecutado con violines por Rubén Pardo. Gol en el 91′. Gol gritado (y llorado) como pocos en los últimos tiempos en Butarque. Quizá como aquel de Insua en Anduva. O el de Gabriel en el Bernabéu. Todos de córner, por cierto. Curioso. Todos los héroes buscan su escenario. Los del Leganés se sienten cómodos naciendo de las esquinas.
Primer gol de victoria liguera
En esta ocasión el tanto de Sergio fue el de un protagonista inesperado. De nuevo de la nada al todo. Porque el madrileño fue suplente. Carlos Martínez disolvió la defensa de tres centrales que parecía inamovible con Idiakez y sacó a Omeruo (otro capitán) en lugar de Sergio. El ‘6′ pepinero asumió su exilio al banquillo con la misma profesionalidad con la que salió de él para suplir al lesionado Jorge Sáenz. Un relevo que sustituyó a un defensa clave por otro también vital para los pepineros. Sergio supo aguantar las embestidas del ataque bierzano y, de paso, pisó área para hacer su cuarto gol como pepinero. El primero, por cierto, que sirve para certificar un triunfo en Liga.
Ya antes había hecho un gol de la victoria cuando, en Orense, en Copa, marcó el único tanto con el que el Lega se deshizo de aquella primera ronda del torneo del KO. Sucedió en 2020 y fue, para Sergio, un tanto reivindicativo ante José Luis Martí. El técnico lo hundió también en la suplencia. El central salió de ella con Garitano para eregirse como un fijo. También le sucedió con Nafti o con el mismo Idiakez. Tendencia que él ve como defecto (“Algo haré mal”, admite con humildad), pero que también esconde la virtud de nunca rendirse. Y rendir como pocos. Tanto es así que esta temporada se estrenó en Cartagena, en el duelo que inició la remontada que convirtió al Lega en el mejor equipo del curso entre la 9ª y la 22ª fecha.
Gol 700 del Lega en Segunda
El premio a esta tenacidad en Ponferrada: un gol que, además, iba cargado de historia. Fue el 700 del Leganés en Segunda y se unió a ilustres pepineros como Antonio (primer goleador en Segunda), Melgar (gol 100), Catanha (200), Puñal (300), Lambea (400), Prendes (500) o Javi Hernández (600), historia de una categoría a la que ese mismo testarazo le permite aferrarse con llamativo alivio. Bocanada de esperanza nueva y eterna que lideró un futbolista hecho con el molde de los valores que promueve el club. Carácter trabajador, sin histrionismos, pero con liderazgo. Lucha silenciosa para ayudar cuando es necesario. Porque Sergio González siempre está ahí.