LEGANÉS

Rubén Pardo, oportunidad a 300

Las bajas de Gaku y Cissé por el Virus FIFA empoderan al riojano para recuperar su mejor versión justo después de haber cumplido 300 partidos ligueros como profesional.

INMA FLORESDiarioAS

El Leganés viaja a Huesca para disputar mañana la séptima jornada del campeonato (El Alcoraz, 14:00) con un buen boquete en la medular. La culpa la tiene el virus FIFA. Gaku Shibasaki (Japón) y Seydouba Cissé (Ghana) se ausentarán por las convocatorias de sus selecciones y empoderarán para dirigir la medular blanquiazul a Rubén Pardo, el único medio campista de características similares que le queda a Idiakez y jugador clave para el equipo al que el inicio de temporada le ha regalado un vaivén de sensaciones a la búsqueda de la titularidad que, por ahora, el entrenador no le garantiza.

Otrora fijo en los planes blanquiazules, Rubén Pardo ha iniciado el curso mezclando visitas a once y al banquillo. Sombras y luces. Si en su primera temporada fue el 4º jugador más usado de la plantilla (2.483 minutos) y en la siguiente repitió posición, aunque con más minutos (2.744), en la actual ha caído al séptimo puesto, con sólo 382 minutos repartidos en cuatro titularidades y dos suplencias.

Sus 300 partidos

La reformulación del sistema, la llegada de Iker Undabarrena y la reubicación de Fede Vico como centrocampista han provocado que ante Eibar y Las Palmas, Pardo (como Cissé) se quedara fuera de una titularidad que el riojano recuperó ante el Burgos el pasado domingo, justo a tiempo para festejar sus 300 partidos en ligas profesionales a lo largo de su carrera entre participaciones con Real Sociedad, Betis, Girondins de Burdeos y el propio Leganés.

“Rubén también está en mejoría clara. Está en una fase buena. A todos nos está viniendo bien esta parte de conocernos y autoexigirnos. Rubén tiene una calidad indudable”, lo defendía Idiakez en la previa de su visita a Aragón al tiempo que admitía que le vendría bien que recuperara la efectividad en los lanzamientos de falta que lució en su primera campaña como pepinero.

Rubén Pardo, en sus primeros pasos en la Real Sociedad.AMAIA ZABALODIARIO AS

Aportación ofensiva

Entonces hizo cuatro goles de falta directa. Pero el curso pasado no se estrenó de cara a la meta rival. “El balón parado es el 40% de los goles. Ojalá con él tengamos suerte con él. Ojalá marque el sábado”, repitió deslizando la obviedad de su titularidad en Huesca. Con una de las mejores diestras del campeonato para la ejecución de jugadas de estrategia, la aportación de Pardo al ataque no se circunscribe sólo a estas acciones. Su capacidad para asistir es también virtud esencial que ya desparramó la temporada pasada (nueve pases de gol) y que descorchó ante el Eibar para, pese a salir desde el banquillo, regalarle a Arnáiz la bola del segundo gol del Leganés.

Ahí, cerca del área, con capacidad para dar el último pase y libertad para descolgarse de la medular, Pardo es futbolista peligroso. Una posibilidad que precisamente la llegada de Undabarrena puede regalarle. En el inicio de temporada, sin un medio centro posicional claro para ejercer por delante de la defensa, Pardo tuvo que retrasar su posición, movimiento que limitó sus virtudes y lo expuso a tareas que no forman parte de su repertorio más habitual, como la recuperación o el robo cerca del área propia.

Ante el Huesca, el día que cumplirá 301 partidos de liga como profesional, lo normal es que ejerza en ese puesto a medio camino entre la medular y la delantera donde más luce. Una buena ocasión para reivindicarse y demostrar que en este Leganés necesitado de talento, sus botas aún tienen lecciones que regalar

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