Parera, dique de fe pepinera

El Racing prolongó su racha invicta y la elevó hasta los seis partidos seguidos sin perder después de arañar un punto en Butarque fruto de un buen plan inicial y una defensa excelsa en la segunda parte. La expulsión de Pombo por doble amarilla obligó a los visitantes a amurallarse en los alrededores de Perera, el héroe de los cántabros, lastrados en demasía por sus problemas en ataque. Las ocasiones más claras del partido fueron para un Leganés sometido por momentos, pero con más claridad para abrirse hueco en el área rival. Arnáiz, con cuatro opciones de gol, fue el pepinero que más rondó el tanto. Ninguna como la vaselina que mandó fuera por poco cuando los cántabros ya defendían con uno menos. El Leganés suma diez puntos de los últimos 15 disputados.

En la taquicardia imprevista comenzó este partido de ambiente festivo. Con más de 1.000 racinguistas en las gradas, el cóctel de la tarde era propicio: buen tiempo, puente festivo y la tendencia positiva de dos rivales en inercia alcista. Pero el que primero rascó en la moral del contrario fue el Racing de Santander. No necesitó mucho tiempo.

Buen prólogo del Racing

Un minuto fue suficiente para que Gaku perdiera la primera bola del encuentro fruto de la presión visitante, disparara las pulsaciones de Butarque y dejara a Alfon sólo dentro del área de Riesgo. Pombo no remató su centro, pero la acción telegrafió las intenciones de los cántabros, enérgicos en la salida del balón pepinero para narcotizar su ritmo y griparle el motor. Supo el Leganés durante la primera media hora resolver el asunto con buenos balones al vértigo del espacio que dejaba la zaga rival. También ayudaron los centros laterales. La mezcla generó dos claras ocasiones. Las únicas del Lega en la primera mitad.

Una la mandó cerca del palo derecho Juan Muñoz de cabeza. La otra fue cosa de Arnáiz, que al galope por velocidad también mandó el cuero al mismo espacio vacío que su compañero de ataque. Pero ahí se ahogó la pólvora local, empapada por un contrario rocoso en las marcas e inteligente en su plan de choque. Con Gaku y Undabarrena como sus víctimas favoritas para ejercer la apropiación debida del esférico, a los de Fernández Romo les faltó la claridad en área rival que sí destiló el Lega. La más evidente fue de Pombo en un lanzamiento de falta que Riesgo evitó soberbio. La jugada vino propiciada precisamente por un robo a Gaku, brillante y espeso a partes iguales.

Cambio de dibujo y roja a Pombo

Inestabilidad grupal contagiosa para el resto de portadores del escudo del laurel que Idiakez reajustó al descanso con líneas más adelantadas, más intensidad de su tropa y la presencia de Cissé incrustado como falso extremo derecho. Con Arnáiz orbitando en el costado contrario, la zaga cántabra se abrió y generó espacios que propiciaron los mejores minutos locales. Juan Muñoz y especialmente Durmisi rondaron el 1-0. Parera los frenó cual hormigonada pesadilla. Entre una ocasión y otra el Leganés reclamó penalti por mano de Pol Moreno (53′).

La mutación blanquiazul tuvo premio imprevisto en la expulsión de Pombo, que vio la segunda amarilla en el 67′ después de pisar a Durmisi en un intento de recuperación. Desde entonces el Leganés acampó en el campo de un Racing atrincherado en un 5-4-0. La movieron rápido los pepineros con Arnáiz como finalizador de la mayoría de las ocasiones. Dos tuvo (de cabeza, de zapatazo) hasta la tercera, clara como pocas. Su vaselina se fue por poco. Raba, Fede Vico y Pardo aún tuvieron tiempo para rondar la victoria, ahogada con el pitido final en una bien defendida zona de castigo cántabra.