Miramón, un mito en el alambre

Jorge Miramón (Zaragoza, 35 años cumplidos justo el día del ascenso a Primera) charla todavía con la voz algo rota. Es como si subir otra vez con el Leganés se le hubiera inoculado en la garganta impidiéndole hablar con normalidad. Se le nota en la voz, que no en la carga de unas reflexiones que, como siempre, son potentes. Sinceras y sin alardes. El estilo de la calle. ADN Pepinero. Lo lleva en la sangre, aunque se criara en otras tierras. Porque Miramón ya es leyenda del Leganés. El único jugador en sus 95 (casi 96) años de historia que ha logrado dos ascensos a Primera con el escudo de laurel. Pero como si de una maldición se tratase, podría no estrenarse nunca con el Lega en la élite.

“El Leganés es el club de mi vida”

En 2016 formó parte del equipo que, con Asier Garitano al frente, ascendió por primera vez al Olimpo. Firmó por una temporada en el verano de 2015, libre desde el Lleida de Segunda B para suplir la vacante que dejó Javi Eraso yéndose al Athletic. Finalizado el curso, no renovó. Entonces él mismo admitía que no estaba listo para la Primera División, aunque le dolió. Fue una “espina clavada”, que ahora podría repetirse.

“A ver… seamos sinceros. El año de Segunda tampoco fui un jugador tan importante. Venía de Segunda B. Tuve minutos, sí… pero no estaba hecho a Segunda aún. Necesitaba jugar más en Segunda. Al final si el Leganés no hubiera tenido tanto mercado en Primera, igual sí habría tenido opción… pero la Primera aún me venía grande”, contó a As en una entrevista tras su regreso a Butarque en 2022. Ya pare entonces lucía carrera de élite con 117 partidos en la élite entre el Huesca y el Levante.

Fichó por dos temporadas, pero no incluyó cláusula alguna de renovación en caso de ascenso. Por eso ahora Jorge, que es uno de los dos capitanes con Jorge Sáenz y Sergio González, está en el alambre. Su contrato termina el 30 de junio y no hay señales, por ahora, de que vaya a renovar. Él se ofrece. Lo está deseando. “Me encantaría quedarme. Pero depende del club. Yo por mi parte me ofrezco totalmente. El Leganés es un club muy importante en mi vida. Quizá el más importante. Y sí, dependo de ellos. Lo que ellos digan, ahí estaré”, responde con tono de obediencia debida. Lenguaje de tipo leal a la causa… aunque la causa le perjudique.

Guiños de adiós

Hay guiños que delatan cierto tono de pesimismo. Como si diera por hecho que no podrá jugar con el Lega entre los mejores. “¡En Primera vais a disfrutar mucho!”, le gritó a la afición reunida en la Plaza Mayor para festejar la ascensión a los cielos. Esa segunda persona del plural, ese vosotros sin incluirse él mismo fue rápidamente interpretado como mensaje con cierto tono de despedida. Aunque fuera en tono preventivo.

Mientras tanto, Miramón ha disfrutado de los festejos como el que más. “No eres consciente. No te das cuenta de que un club con tantos años como el Leganés sólo tenga un jugador con dos ascensos a Primera y que tú seas el único que lo ha conseguido… No lo he pensado todavía mucho. Pero imagínate… Muy feliz. Por el ascenso en sí y por haber logrado dos ascensos con este club más todavía”, repite deslizando en cada conjugación amor eterno por el Leganés.

“Hemos resistido mucha presión”

Y más por este proyecto que, insiste, tenía de diferente con el de 2016 haber sido capaz de soportar una presión gigantesca. “Hemos ido toda la temporada arriba. Y esa presión es muy jodida de gestionar. Había proyectos super chulos que habían metido mucho dinero y tenían plantillones. Pero hemos resistido. Ésa ha sido la diferencia. Aguantar arriba, en ascenso, y sobre todo terminar líderes. Aquel año fuimos segundos. Y ahora hemos sido campeones”, evoca todavía zambullido en la euforia.

Ahora coge fuerzas en Ibiza junto a su familia y algunos de sus compañeros mientras espera que el futuro le llame en breve para organizar la próxima temporada. Miramón tiene claro que el bloque actual “tiene un grupo super bueno. Un vestuario muy unido”, pero no tiene tan claro que vaya haber continuidad en Primera. Y en todo caso, como buen hombre de club, lo deja todo en manos del “entrenador y del director deportivo. En eso no me puedo meter”, cuenta ejerciendo de leyenda hasta el último segundo. Aunque le duela saber que en ese posible elenco de despedidas le toque también a él decir adiós.

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