La redención de Jesé no se detiene

“Vuelvo con más ilusión que nunca y la madurez de tener 32 años”. Esta proclama de redención salió de la boca de Jesé Rodríguez cuando, el pasado 26 de julio, fue presentado por tercera vez como jugador de la Unión Deportiva Las Palmas. Su fichaje, acaso uno de los más mediáticos en el pasado mercado estival de Segunda, se había anunciado apenas dos días antes, justo cuando sus nuevos compañeros regresaban de la tradicional concentración de pretemporada de Marbella.

Falto de forma tras una etapa poco productiva en el Johor, de Malasia, le tocaba ponerse a tono para estar en tiempo y forma, como uno más, a las órdenes de Luis García. Tras un concienzudo trabajo de pico y pala en la sombra, jugó unos minutos ante el Tenerife en aquel amistoso que cerró la pretemporada de Las Palmas justo una semana antes del arranque liguero.

Desde entonces, fundido a negro hasta que, en el partido contra el Málaga, en la tercera jornada de la temporada, se le vio en el banquillo. Como ayer en Burgos, donde jugó sus primeros minutos una vez saltó al césped en el minuto 84 sustituyendo a Lukovic. Tuvo apenas tiempo de sudar y poco más. Un poquito que fue mucho. “Estoy muy contento con él. Cada vez está mejor y poco a poco nos irá ayudando en los minutos que tenga. Tiene muy buena finalización y está comprometido como el resto de la plantilla", dijo Luis García en las entrañas de El Plantío tras el 0-0 de ayer.

Su concurso, por galones y talento, irá a más, siempre en el recuerdo sus 11 goles y 9 asistencias durante la última temporada que jugó en Las Palmas. Aquella que acabó de la peor manera para su equipo, perdiendo la semifinal del playoff contra el Tenerife, y para el propio Jesé, sentado en el banquillo y despotricando después contra García Pimienta, su por entonces entrenador. “Necesitábamos gente de ataque porque había que ir a meter goles, pero al final los entrenadores toman decisiones. Está claro que no me ha gustado, pero es lo que hay”, proclamó Jesé aquel 4/06/2022, ni que intentara apagar un fuego con litros de gasolina. Su continuidad, entonces, era imposible.

Tres años después regresa a su casa para redimirse del todo y cerrar un círculo viciado. “Le pido disculpas a García Pimienta”, dijo en su tercera puesta de largo como futbolista de Las Palmas. Se proclamó entonces como una persona más madura. Su redención debía empezar en la sala de prensa y después, desde el césped. Ayer dio el segundo paso de este camino que, de momento, no se detiene.

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